La tecnología avanza exponencialmente, originando diferentes opiniones sobre si esto verdaderamente ayudará al ser humano a su desarrollo; o simplemente creará un mundo más dividido socialmente, más dependiente de la tecnología y menos humano. No hay duda de que los adelantos tecnológicos son la mayor razón por la cual la pobreza ha disminuido, la calidad de vida ha aumentado y miles de oportunidades de trabajo se han creado.  Esto viene dado por la llamada “revolución verde” basada en un conjunto de tecnologías creadas en la década de 1960 para maximizar el cultivo de granos, permitiendo que países como India pasaran de morir por hambruna a convertirse en exportadores de alimentos.

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Este y otros ejemplos de la vida cotidiana, como los avances en la medicina, arquitectura, finanzas y cualquier otro tópico del día a día son los que defienden los llamados tecno-utópicos quienes basan su ideología en que dichos avances tecnológicos nos llevarán a cumplir un ideal utópico. Todo será más fácil, sencillo, rápido y alcanzable gracias a la robótica, la nanotecnología, la inteligencia artificial y el internet de las cosas.

Al otro bando están los llamados tecno-escépticos que generalmente miran con escepticismo la avalancha tecnológica que nos arropa hoy en día, tomando una actitud inquisitiva ante los hechos, formándose opiniones y dudas al respecto. Están en contra de que la tecnología cambie el estilo de vida de todo el planeta, considerando que la misma está haciendo al ser humano más estúpido, dependiente y poco capaz; ya que crea una dependencia de los aparatos que nos rodean y sus aplicaciones.

Un aspecto muy marcado por los tecno-escépticos es el de la inseguridad que causan las redes sociales, es bien sabido que cualquier dato personal de un usuario está expuesto a cualquier persona detrás de la pantalla. Al subir una foto o hacer un comentario se puede estar dando detalles útiles para personas con malas intenciones.

Sin embargo ambas tendencias pueden resultar extremistas para el común denominador de la población; quizás todos tengamos un poco de utópicos y de escépticos y podríamos inclinarnos a una o a otra tendencia dependiendo de las circunstancias. Lo importante es destacar la importancia que ha tenido desde hace varios lustros el acceso, uso y consecuencias de la tecnología en el desarrollo de la sociedad.

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Hablamos de la cuarta revolución industrial, haciendo referencia a las tecnologías emergentes, que están borrando los límites tradicionales entre los mundos físico, digital y biológico; tales como la inteligencia artificial, fabricación inteligente, internet de las cosas, impresión 3D, realidad virtual, etc. Esta mayor conectividad de personas y cosas está teniendo un impacto en la manera que producimos, comercializamos y nos comunicamos. Así como los métodos de producción transformados por la energía de vapor influyó en la sociedad durante la primera revolución industrial, hoy en día los innovadores confían en tecnología de avanzada buscando mayor competitividad e interoperabilidad, de modo que estas nuevas tecnologías puedan adoptarse sin problemas.

Tomemos como ejemplo el cambio de paradigma que se ha presentado en la banca mundial, donde antes se debía usar cualquier cantidad de papeles para realizar una transacción y hoy en día los bancos compiten por ofrecer los mejores productos y servicios a través de aplicaciones en dispositivos móviles e incluso se está hablando de Big Data y el Open Banking o “banca abierta” dando un paso más allá en la transformación digital de los bancos debido a que se sincronizan los datos que tienen los bancos sobre sus clientes con los de otras aplicaciones que controlan y gestionan su dinero.

Así mismo aparecen el Blockchain y las Criptomonedas para revolucionar la manera de hacer transacciones electrónicas. Poniendo en la palestra nuevamente el tan debatido tema de la seguridad de los datos personales que pueden ser objeto de mal uso por parte de personas inescrupulosas.

Pero la tecnología también es un vehículo para difundir el conocimiento y la innovación a nivel global. Tal es el caso del novedoso enfoque pedagógico flipped learning (aprendizaje invertido), donde la instrucción directa se mueve desde el aprendizaje colectivo hacia el aprendizaje individual, transformándolo en un aprendizaje dinámico e interactivo en el que el educador guía a los estudiantes a medida que aplican los conceptos y pueden participar creativamente en la materia. Dejando de lado ese obsoleto modelo educativo prusiano donde todos se sientan, memorizan y asienten lo que diga el docente, cumpliendo su objetivo de crear una clase social trabajadora obediente y sin aspiraciones.

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En muchos países ya hay instituciones que imparten clases a través de video conferencias o información subida a la nube y con total acceso a los participantes quienes pueden aprender en casa a su ritmo, sin la presión de verse obligado a memorizar algo que seguramente olvidarán pronto; creando y fomentando un pensamiento crítico, creativo y analítico. Dedicando así el tiempo en el aula a la resolución de problemas, dudas o información complementaria.

En este orden de ideas, la Organización de la Naciones Unidas (ONU) ha expresado la relevancia de las tecnologías de la información para nuestra sociedad y la importancia de garantizar que todas las personas tengan acceso a las mismas, debido a que representan el punto de partida para el desarrollo económico y social. Por eso el 29 de junio de 2012 adoptó la resolución A/HRC/20/L.13 para la “promoción, protección y el disfrute de los derechos humanos en Internet”. El documento establece que el acceso a Internet será considerado, de ahora en adelante, un derecho básico de todos los seres humanos. Así mismo, la resolución anima a todos los países a proveer a sus ciudadanos de acceso a la red y condena a las naciones que alteren esta libertad.

En conclusión, es imperativo que como miembros de una sociedad tecnológica nos mantengamos a la vanguardia, en nuestras manos tenemos una herramienta útil y poderosa como lo es la tecnología de la información; es nuestra decisión ser tecno-escépticos y mantenernos al margen de sus avances, ser tecno-utópicos y entregarnos a las banalidades y aplicaciones etéreas que la misma nos ofrece, o tener un criterio responsable y darle el mejor uso posible para obtener el mayor provecho de sus bondades. La constante digitalización de la sociedad es inevitable, es nuestra responsabilidad el modo en que permitiremos que nos beneficie o nos perjudique esta cuarta revolución industrial que tenemos la oportunidad de vivir.

Si queremos lograr algo que nunca hemos logrado debemos de estar dispuestos a aprender cosas que nunca hemos aprendido y a hacer cosas que nunca hemos hecho” Brian Tracy.