Esta es la tercera y última parte de los 12 temas de la economía digital. Si quiere leer la primer parte pulse aqui y la segunda parte pulse aquí.

9. Prosumidor / Consumactor

En la nueva economía el rol del consumidor cambia totalmente, del agente económico pasivo y reactivo a los precios de mercado, a otro activo y propositivo capaz de incidir no solo en el propio proceso de producción de los bienes y servicios, sino en la estructura de la cadena de valor (actividades operativas y de apoyo). Este nuevo consumidor fue avizorado por el filósofo Marshall McLuhan y el ingeniero Henry Barrington en su libro: “Take today: The excutive As Dropout” (1972), cuando sugieren que con la tecnología los agentes económicos podrían llegar a ser productores y consumidores al mismo tiempo.  Ahora bien, el futurólogo Alvin Tofler define a este agente económico como “prosumidor” en su libro: “La tercera Ola” (1980), cuando explica su doble rol como consumidor y productor en una economía que ha superado una Revolución Agrícola (primera ola), una Revolución Industrial (segunda ola), y ahora se encuentra en un estadio de desarrollo mediado por la tecnología (tercera ola).

En este mismo orden de ideas, Comtesse y Huang mencionados anteriormente, explican que cuando los consumidores se convierten en participantes activos en la economía, se transforman en parte integral del proceso de creación de valor. A partir de entonces, el consumidor activo es llamado por Comtesse y Huang «consumactor» para indicar esta realidad. El “consumactor”, también “prosumidor” en términos de Tofler, actúa en dos dimensiones, como: creador de contexto (acción) y como creador de contenido (conocimiento), estando ahora mucho más consciente del poder de la información antes de tomar la decisión de compra, a través de lo descubierto por el vicepresidente de ventas para Google (hoy Alphabet Inc.) en Estados Unidos de América, Jim Lecinski y su equipo de investigadores de mercado, lo cual han denominado “momento cero de la verdad” (ZMOT) por sus siglas en inglés, entendido como la acción que el prosumidor/consumactor realiza en las redes sociales antes de una compra, tomando la mayor información posible en línea para establecer criterios suficientes de decisión.

10. Inmediatez

En la nueva economía el tiempo se ha convertido en uno de los activos más valiosos para las empresas, pero mucho más aún para los prosumidores/consumactores. Esto es así porque la interconexión que ofrece internet, así como la velocidad en la que se comparte la información, han propiciado en la sociedad un sentido de urgencia sobre lo que se hace. Por ejemplo, ir a una biblioteca, entrar en sala, hacer la búsqueda del libro, anotar la cota, solicitar la obra, revisarla y tomar nota o copia de los capítulos de interés, devolver la obra e ir a casa, ya no parece algo tan cotidiano como lo fuera antes de la masificación de buscadores web, y de la creación de bases de datos digitalizadas de todo tipo de obras de interés general y académico a nivel mundial.

Y es que en la actualidad ya la información nace siendo digital, en formato ebook, pdf, epub, white paper, etc., porque las necesidades de información y la inmediatez o instantaneidad de lo digital hacen indispensable la velocidad de respuesta para nuestra toma de decisiones. De igual forma las actividades de intercambio comercial, operaciones financieras y bursátiles y sobre todo, la interacción comunicacional vía redes sociales son, por antonomasia, inmediatas. De igual forma, esta característica de la Economía Digital ha migrado a la actividad empresarial y modelos de negocio 2.0 fomentando la creación de estructuras de producción “bajo demanda” (p.e. Dell Computers) que manufactura los bienes solo cuando el cliente lo pide, sin guardar inventarios y tener costos adicionales, privilegiando el tiempo y la inmediatez en su actividad. Por esta razón la nueva empresa es una empresa de tiempo real, la cual se ajusta a las cambiantes condiciones de los negocios.

11. Globalización

Tal y como lo expresara Drucker en su libro “Drucker su visión sobre: la administración, la organización basada en la información, la economía, la sociedad.” (1996), “el conocimiento no conoce fronteras”. Esto es así porque al convertirse el “conocimiento” en el recurso clave de la Sociedad Postindustrial, ahora sólo existe una economía mundial, debido a que la tecnología acorta las distancias y amplía las oportunidades, produciendo clientes globales, satisfechos con bienes y servicios locales, en un  mercado donde se globalizan los factores de producción, al explotar las ventajas de una mano de obra y materias primas a bajos costos, desde nuevas regiones y estructuras económicas y políticas que han sabido aprovechar el efecto de la tecnología sobre el PIB en términos de Machlup y Porat.

Este proceso histórico, económico, político, social y cultural que es la globalización, no ha hecho otra cosa que expandirse de la mano de la economía digital, por ejemplo, redes sociales como Facebook, Instagram, Twitter y Snapchat, contaron a enero de 2017 con 1.550 MM, 400 MM, 320 MM, 200 MM usuarios activos, respectivamente, según el portal de estadísticas Statista.com. De igual forma, Whatsapp, Facebook, Instagram y Snapchat, registran a febrero de 2017, descargas de sus aplicaciones por el orden de 83.652.099 MM, 43.181.364 MM, 31.091.953 MM y 18.639.605 MM respectivamente, según el portal de estadísticas Statista.com.

Esto nos muestra la magnitud del efecto global de las tecnologías de información y comunicación de la mano de las redes sociales, entendidas como las grandes embajadoras de la globalización, al fundir Facebook en una sola plataforma, por ejemplo, a casi el 22% de la población mundial. De igual manera se han globalizado las finanzas, el comercio, la educación, el entretenimiento y casi cualquier actividad transferible de la web 0.0 (realidad tangible) a la web 2.0, es decir, la interacción y participación protagónica del prosumidor/consumactor a través de los medios digitales, y que hacen posible la creación y reformulación de productos y servicios de manera colaborativa.

12. Discordancia 

No todo lo que ocurre en la Economía Digital se hace en términos de igualdad y distribución equitativa de las oportunidades de desarrollo. Esto es así porque el crecimiento del PIB de las economías mundiales, por efecto de la investigación, desarrollo e innovación (I+D+i) derivado del aprovechamiento de la tecnología, no es paritario. Esto se explica porque la lógica categorial que establece países desarrollados y países en vías de desarrollo, está presente en la estructura de la nueva economía.

La discordancia se entiende como el crecimiento asimétrico de las oportunidades que brinda la Economía Digital a nivel global, por efecto de los obstáculos ya presentes en las naciones para su crecimiento y desarrollo económico. Aquellas naciones que se encuentran invirtiendo en educación, investigación, desarrollo, innovación y experimentación de productos, bienes y servicios, serán las que aprovecharán mucho más el efecto transformador de la tecnología en la vida de sus agentes económicos. Mientras que aquellas naciones que no destinen recursos suficientes de su PIB a estas actividades, quedarán relegadas más a ser usuarios finales de la tecnología desarrollada por otros países; un modelo económico dependiente, donde los recursos naturales, combustibles y minerales, siguen siendo importantes, pero el recurso estratégico producto del conocimiento en la Sociedad Postindustrial (la tecnología), está estableciendo un nuevo esquema y escenario geopolítico.