Entramos en el temido mes de enero, mes que nos recibe con unos niveles de desabastecimiento preocupantes, con una caída en el aparato productivo estimada por el FMI en 12% durante el año 2017 y recientemente con un aumento salarial que traerá consigo más inflación.

Maduro sorprendió a muchos el último día del año 2017, a través de una cadena nacional, anuncio el aumento de 40% del salario mínimo a partir del primer día de este año, ubicándose en 248.510 Bs., asimismo aumento casi 100% (96,8% para ser exacto) el bono de alimentación ubicándose en 549.000 Bs., por tanto el salario mínimo integral (salario mínimo más bono de alimentación) llegó a 797.510 Bs. (74,7% de aumento).

Hay que recordar que el pasado aumento salarial nos llevo a hiperinflación, cuando la Asamblea Nacional calculó la inflación para el mes de noviembre en 56,7%. Además, se estima que la inflación en diciembre fue aproximadamente 80% y para el cierre del año 2017 fue de 2.600%. Durante el 2017 el salario nominal aumento más de 700%, sin embargo el salario real cayó 73%, cifra record del chavismo.

El último aumento

Si lo analizamos de manera breve, el salario mínimo se incremento en 71.000 Bs. mensuales, esto se traduce en 2.367 Bs. diarios, cantidad que no alcanza para pagar un pasaje o comprar una empanada. El bono de alimentación se incremento en 270.000 Bs. mensual, es decir, 9.000 Bs. diarios que alcanzara solo para comprar 0.04 gramos de carne al día (momento en que escribo este artículo). El incremento que tuvo el salario mínimo integral fue de 341.000 Bs. mensual, por lo cual este incremento de 11.360 Bs. diarios no alcanza para comprar un kilo de harina de maíz precocida.

Las pensiones de los abuelos aumentaron a 347.914 Bs., lo que recibe diariamente un abuelo de la pensión no compra ni siquiera a 2 huevos.

Si comparamos el nuevo salario mínimo con la Canasta Alimentaria Familiar, calculada en noviembre con un costo de 3.822.128 Bs., se necesitarían 15,4 salarios mínimos para que una familia pueda cubrir sus gastos básicos de alimentación. Para enero y el resto del 2018 la cantidad de salarios mínimos necesarios podrían incrementarse.

Cualquier aumento salarial es un suicidio

El bono de alimentación, que representa casi 69% del salario mínimo integral no lo recibe gran parte de la población en Venezuela, tan solo los que están formalmente empleados. El profesional bajo libre ejercicio, el trabajador informal y los profesores contratados u ordinarios que están bajo modalidades distintas a la dedicación exclusiva en las universidades nacionales, no se benefician del mismo. Por tanto, no se puede considerar un aumento para toda la población.

Luego de cada anuncio como este, trae como consecuencia que nuevamente los consumidores de bajos recursos y los que no perciben dicho bono de alimentación sean los que paguen los platos rotos de una malísima política económica. Acompañado de esto, viene el lamentable cierre de algunas empresas o el despido de personal, debido a las condiciones económicas en las que se encuentran las empresas en Venezuela.

Todo esto es un círculo vicioso que ha vivido Venezuela a lo largo de estos años, el Gobierno hace aumentos salariales sin considerar la productividad, sin llegar a un acuerdo con los empresarios y trabajadores. Simplemente acude a la máquina de imprimir bolívares, aumentando el dinero en circulación para comprar los pocos bienes que quedan en los anaqueles, generando mayor presión en los niveles de inflación.

No hay nada que celebrar. Ya la mayoría de los venezolanos pudo entender que cuando se aumenta el salario de esta manera, aumenta la posibilidad de perder su puesto de trabajo, aumenta la inflación y por ende la pérdida del poder adquisitivo.

Cualquier aumento salarial nos seguirá enterrando en la hiperinflación.