“Lo que se ha llevado a cabo en Alemania en estos últimos años es todo lo contrario de un milagro. Es la consecuencia del esfuerzo honrado de todo un pueblo que, siguiendo principios liberales, ha conquistado la posibilidad de volver a emplear su iniciativa y sus energías” Ludwig Erhard padre del milagro Alemán

La situación de Venezuela actualmente, representa una autentica economía de guerra, digna de la vorágine “socialista” cruel y fraudulenta implantada desde 1999. Esto se ha convertido en un laboratorio de experimentos sobre el sistema económico y social del país, que nos ha conducido a las circunstancias presentes de miseria, hambre y caos.

Ha quedado más que claro que no existe intención por parte de quienes gobiernan, de hacer un viraje en lo económico, y no somos tan ilusos en creer que bajo esta forma de gobierno tenemos un futuro promisorio, o al menos una posible salida a este atolladero. Mantenernos en esta situación esperando un resultado exitoso, sería como esperar peras del olmo.

La evidencia muestra, que la destrucción de las capacidades de las personas a nivel económico y psicológico, la manipulación, y la siembre del terror es política de Estado actualmente. Competencia fiel de la revolución bolivariana en su afán por encontrar la resignación y el silencio del pueblo, actividad ineludible con el único fin de postrar de rodillas, a una mayoría que padece de penurias y grandes necesidades, propias de una guerra, ¡sí, una guerra del gobierno en contra del pueblo!

En la era pos-chavista son muchos los desafíos que se deben afrontar, por una parte la articulación racional de un nuevo sistema económico, en el que se elimine por siempre la hiperinflación, y por otra parte y sin demora devolver la ansiada democracia al país.

El popular “milagro Alemán” es un ejemplo fehaciente de cómo la adopción de medidas adecuadas en el momento oportuno marca la diferencia. Finalizando la década del cuarenta, Alemania era un país en ruinas, destrozado por la guerra, millones de muertos y ciudades fantasmas, hasta que en abril de 1948, Ludwig Erhard, un desconocido economista alemán, fue nombrado director del Consejo Económico.

La impresionante recuperación y transformación de un país en ruinas se basó principalmente en los siguientes aspectos: 1. El esfuerzo permanente de millones de personas preocupadas por producir, 2. La racionalidad en los gastos, 3. La eliminación de los controles de precios y el racionamiento 4. La implementación de una reforma monetaria 5. La ayuda económica estadounidense y 6. El rescate de la democracia.

La reforma monetaria se da en un contexto de un vertiginoso proceso de hiperinflación, en el que la moneda había perdido prácticamente todo su valor en referencia a otras monedas del exterior, para 1910 el franco, la libra y el marco alemán tenían valores similares, podían cambiarse por 5 dólares, y una década después un chelín y un franco se podían cambiar por 1 billón de francos, que obviamente nadie quería.

Temibles consecuencias de aquella época para los alemanes, en que caló hondo la desaparición de la república de Weimar, reinaba el hambre y la xenofobia, la corrupción se dio a niveles impensables, se despreciaba la autoridad y el orden público terminaría siendo una tarea pendiente. Todo esto representaba el preludio de los siguientes oscuros años de Alemania en la posguerra.

Tres décadas después se seguían padeciendo las consecuencias de aquella amarga experiencia bélica y la hiperinflación, para 1949 en un entorno de control de precios, el aumento de dinero en circulación a niveles insospechables, y una reducción de más de 50% de la producción los resultados eran predecibles, escasez plena. En consecuencia Ludwig Erhard creó el Deutsch Mark, procurando la desaparición inmediata del Reichmarks, decisión impostergable para evitar el ya crecido costo de vida, y además tomó una decisión que fue duramente criticada por muchos en aquel momento: eliminó los controles de precios y restricciones económicas.

En poco tiempo se acabó con la escasez, el nuevo marco alemán tomó parte, y sustituyó el trueque que ya se había convertido en una práctica habitual, además que el mercado negro se desvaneció, se redujo el impuesto a la renta a casi 30%, causando todo esto un impulso al crecimiento económico, en el que se registran datos de crecimiento de más del 50% del PIB durante los siguientes 6 meses de la puesta en marcha del programa. Reforma liberalizadora oportuna que permitió a Alemania resurgir de sus cenizas, sentando las bases de lo que luego sería la primera economía del continente europeo.

La aplicación de un modelo con características liberalistas, no era una opción era la única. Tampoco era una ortodoxia a lo laissez-faire. Era ordoliberalismo “economía social de mercado”. Resultando en un un programa de fe en los mercados, pero también considerando el papel regulador del Estado, garantizando protección al débil y creando garantías de los derechos adquiridos. Se crearon e incentivaron oportunidades para las empresas y consecuentemente seguridad para los trabajadores.

El esfuerzo interno y la adaptación fueron importantes aunque no suficientes, la ayuda estadounidense, recién ascendida a primera potencia mundial fue determinante, entendiendo los beneficios de la cooperación y la paz en el continente derruido. Las deudas con más de 70 países por más de 30.000 millones de Deutsch Mark se negociaron, casi la mitad de la deuda fue perdonada y se reestructuró la deuda restante para devolverla en nuevos plazos.

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En ese sentido, el objetivo de los gobiernos, desde todo punto de vista, se concreta en programas que se orienten siempre a facilitar a los ciudadanos el bienestar en un sentido amplio. Cuando termine la guerra del actual gobierno frente al desposeído pueblo venezolano, la era pos-chavista y sus nuevos gobernantes deben entender los conceptos que perfectamente aplicó Erhard, elevación de la productividad y la competencia, lo que trajo como consecuencia el aumento de las tasas de empleo, logrando con todo esto, más nítido el concepto de productividad bien entendida.

Ludwig Erhard con su política se centró en la prosperidad para todos, prosperidad mediante competencia y esfuerzo conjunto, hizo entender que el nivel de vida de la sociedad depende del crecimiento del PIB, es decir de la producción, Erhard decía Para que todos puedan tener opción a mejoras se precisa que la base del reparto sea grande, cuanto más, mejor”. El milagro alemán debe ser una referencia obligatoria en la era pos-chavista, antes no podemos seguir esperando peras del olmo.