La ruta de la seda (nombre oficial: Yīdài yīlù) representa un acontecimiento que impactará muchos países del mundo.

¿Qué es la ruta de la seda?

Consiste en un aporte multimillonario por parte del gobierno Chino, presidido por Xi Jinping, para la construcción de gigantes proyectos de infraestructura en todo el mundo.

Su particular nombre proviene desde el siglo I a.C., donde se crea una extensa red de rutas comerciales organizadas a partir del negocio de la Seda en China.

El concepto “Ruta de la Seda” fue creado por  Ferdinand Freiherr von Richthofen, geográfo alemán, quien lo denominó de esa manera en su obra: “Viejas y nuevas aproximaciones de la Nueva Ruta de la Seda”.

La mercancía con mayor tránsito era la seda, sin embargo, se comerciaba con piedras y metales preciosos, telas de lino y lana, marfil, laca, especias, vidrio, porcelana, materiales  manufacturados entre otros.

La nueva ruta

Desde el año 2013, China despliega un plan agresivo para vender este proyecto a los principales comerciantes de Europa, Medio Oriente, África y América Latina.

El principal objetivo de este enorme proyecto es acelerar la llegada de sus productos a mercados muy distantes.

El país asiático ha financiado hasta ahora, trenes, puertos y carreteras. Así mismo, las grandes empresas de construcción del país, han obtenido lucrativos contratos para conectar ciudades y puertos, todo esto con la mayoría de capital chino.

Recientemente, en el II foro sobre la Ruta de la Seda realizado en Pekín, en el cual se reunieron más de 37 jefes de estado; se comentó que esta enorme creación, pudiera contar hasta con 1 billón de dólares.

En la misma, el presidente Xi dio respuestas a ciertas críticas al proyecto: “Tenemos un fuerte compromiso con la transparencia y la gobernanza limpia en esta cooperación. Adoptaremos reglas y estándares ampliamente aceptados y alentaremos a las empresas participantes a seguirlos en el desarrollo, operación, adquisición y licitación de los proyectos (…) Las leyes de los países participantes deben ser respetadas y tenemos la necesidad de asegurar la sostenibilidad comercial y fiscal de todos los proyectos”, aseguró.

Posible impacto en Venezuela

Nuestro país ha sido un aliado estratégico los últimos 20 años. El gobierno ha asegurado un apoyo a sus decisiones basados en alianzas y deudas comerciales.

La inmensa red de oleoductos de Rusia y China, aunados a la distancia entre los países,  provoca que el petróleo venezolano no sea uno de sus mayores intereses actualmente. Por el contrario, pueden actuar en forma negativa pues se ven más como un competidor que un aliado.

Sin embargo, se siguen buscando acuerdos de cooperación donde sea mucho más fácil para los fabricantes chinos traer sus productos y comercializarlos, dada la postura  de una sociedad consumista a pesar de la compleja situación económica.

Materia prima y metales preciosos son más atractivos para el gobierno chino. Aparte de colocar como estandarte su política comunista en un país con una ventaja geopolítica con respecto a EEUU.

La venida de la “guerra comercial” entre EEUU y China provee las bases para que la nación asiática siga en un claro y contundente apoyo al gobierno de Nicolas Maduro.