Este jueves 07 de marzo en horas de la tarde Venezuela sufrió uno de los apagones más críticos de la historia contemporánea, más de 100 horas sin energía eléctrica y servicios públicos para la nación trajeron consigo una implosión de miseria y crisis, que se vio mitigada gracias a la generosidad y hermandad que aún reina en el corazón del venezolano, recientemente esperanzada por la posible salida de un gobierno corrupto que llevó a uno de los países más ricos y prósperos de América Latina al fondo de la humillación humanitaria. Esta vez ¿De quién es la culpa?

Aunque en las declaraciones oficiales ofrecidas por Nicolás Maduro culpó a la “derecha facista norteamericana” encabezados por el Senador Marco Rubio y el Vicepresidente Mike Pence como actor responsable del apagón nacional, pues se trataba de un “saboteo cibernético”, por el cual se ingresó al control automatizado de regulación del sistema de la hidroléctrica del Guri que abastece el 80% de la energía eléctrica al país, además del fallo del sistema de emergencia que no funcionó al momento, razón por la cual casi la totalidad del país quedó a oscuras por tanto tiempo.

En cambio, los expertos nacionales e internacionales indican que el sistema hidroeléctrico del Guri se encuentra en emergencia desde hace ya un tiempo. De hecho, el pasado año un ingeniero del área, luego de trabajar en la planta algunos años advirtió públicamente que el colapso total del sistema era cuestión de tiempo gracias a la negligencia gubernamental. Además, afianzada en la malversación de fondos que se venía presentando, al alegarse que el dinero que estaba “destinado” a reparar y mantener el sistema eléctrico nacional no llegaba a su destino, sino que quedaba en manos de testaferros afectos al gobierno nacional y sus allegados.

Es evidente, que la llamada “guerra eléctrica imperial” (nombre que le dieron los miembros del oficialismo al apagón) sólo fue un reflejo de la ruina socialista sembrada hace ya poco más de 20 años y que le ha arrebatado el futuro a millones de personas.

Un apagón algo más que literal

Una de las situaciones más críticas fue protagonizada por los pacientes de terapia intensiva o dependientes de equipos médicos para sobrevivir.  Vladimir Padrino López expresó textualmente: “afortunadamente no hay nada de importante que reportar al país” ¿Cómo se es capaz de pronunciar con crueldad una inminente normalidad por parte del alto mando militar venezolano?

Al parecer la vida de Clara la recién nacida que murió por falta de energía en un centro neonatal, no era un hecho relevante según López. Tampoco, el cruel fin de la joven de 19 años desnutrida quien fue llevada a la morgue de Valencia en brazos de su madre porque no pudo ser atendida en un centro público de salud por falta de electricidad.

Como ellas, fueron más de 79 pacientes que según el primer reporte de la Encuesta Nacional de Hospitales fallecieron por falta de energía eléctrica y que al día de hoy son negados por el gobierno. Parece un hecho que todos ellos no fueron suficientes para que el Ministro de Defensa Nacional ni el actual Ministro para la Comunicación y la Información de Venezuela Jorge Rodríguez lo consideraran un hecho relevante de informar a la ciudadanía y la comunidad internacional.

Impotencia, desesperación y frustración, son palabras que describieron el centenar de horas sin energía, las cuales se hicieron infinitas para aquel que no tenía siquiera un vaso de agua para calmar su sed, que más que biológica se convirtió en una sed de derechos civiles y vitales ¿Qué hacer cuando te privan de lo vital?

Muchas personas optaron por la opción de la protesta, como una manera de demostrar su descontento ante las consecuencias de las acciones gubernamentales y sociales. Algunos de ellos fueron amedrentados por las fuerzas militares que hoy sirven al gobierno en vez de al ciudadano, como lo establece la constitución, una prueba más de que la suprema ley es sólo un pedazo de papel a conveniencia para la dictadura madurista.

Las comunidades sin agua para suplir sus necesidades básicas, desconexión total hacia el extranjero, casi nulo acceso a la comida y pérdidas millonarias en recursos y producción fueron una cortina que esconde el trasfondo quebrante de un sistema, que hace unos años se hizo llamar socialismo de siglo XXI, pero que hoy solo refleja miseria.

Quizás existan otras palabras para identificar los estragos del chavismo en Venezuela, pero ahora el foco es otro, la pronta salida del mandatario y su cúpula actúan como la fuerza de arranque del país. Las personas hablan de Guaidó como un posible héroe, otros lo vemos como el único político hasta la fecha capaz de ser coherente entre sus acciones y palabras, con un discurso limpio y dirigido a la construcción de la Venezuela que se añora.

A pocas horas de la vuelta a la “normalidad” del venezolano sólo queda decir que éste fue un episodio traumático sin precedentes, golpeando hasta a más optimista personaje que fue capaz de vivir en carne propia las horas de penumbra física y nostálgica.

Más que robarles la luz, a los venezolanos esos 4 días se les robó la dignidad, el derecho al bienestar, se les violentaron sus libertades humanas fundamentales, a otros se les apagó su vida, demostrando ante el mundo que para el chavismo lo que parecía el fondo, siempre esconde algo más profundo…

Y oscuro.

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