Actualmente Venezuela vive la crisis política y económica más grande de su historia, como ambos sectores van de la mano las acciones o efectos de uno repercuten sobre el otro. Luego de la instalación de la Asamblea Nacional Constituyente Venezuela ha pasado a estar en los radares internacionales cada vez más, y las probabilidades de sanciones aplicadas por instituciones foráneas o países en contra del gobierno de Venezuela parecen cada vez más altas.

Como bien conocemos los Estados Unidos (EE.UU) en la semana del 21 de agosto desde la Casa Blanca anuncio una serie de sanciones financieras en contra de PDVSA, las cuales económicamente desarrollaremos en este artículo.

La compra de petróleo de los EE.UU a Venezuela representa para el último un importante peso en su flujo de caja e ingresos. PDVSA es la principal compañía generadora de ingresos de divisas al país, ya que más del 90% de las divisas que ingresan al país son a través de PDVSA, además de esto el país norteamericano tiene a Venezuela como uno de sus principales proveedores de petróleo. Todo esto aunado a que geográficamente Venezuela está mucho mejor situado que otros aliados petroleros de los EE.UU nos dice que para la principal potencia mundial Venezuela también tiene cierta importancia.

El principal punto a analizar de las sanciones aplicadas es el que menciona que tanto PDVSA como el gobierno Venezolano no podrán tranzar en el mercado los instrumentos de deuda aprobados por la ANC y la prohibición de comercialización del Bono de PDVSA con vencimiento en el 2037.

¿Cómo repercute esto en PDVSA y en Venezuela?

 Tanto para el país como para PDVSA tiene un efecto negativo, ya que no podrán reestructurar su deuda, es decir, tendrán menos posibilidades de seguirse endeudando y sus instrumentos financieros pasan a ser ilíquidos, o sea que no pueden convertirse en efectivo en un periodo corto de tiempo. Todo esto unido a la disminución en la producción de barriles de petróleo por parte de PDVSA y al pésimo manejo en general de la misma, todo esto pinta un escenario nada optimista para PDVSA y Venezuela para el último trimestre del año.

Las alternativas posibles de financiamiento para Venezuela cada vez más se van reduciendo a medida que el entorno político se ponga más y más nublado. Algunos de los posibles países que puedan servir como financiadores para Venezuela pueden ser Rusia y China, ya que mantienen fuertes lazos en lo político y comercial con el gobierno venezolano. Pero estos países tampoco están completamente dispuestos a financiar a Venezuela porque saben que el país suramericano se encuentra cada vez más aislado y no tiene una perspectiva positiva en cuanto a pagar futuros préstamos.

Venezuela y PDVSA deberán enfrentar en el último trimestre del año 2017 una sumatoria de 3.514,6 M$ correspondiente a los pagos de cupones y vencimiento de los bonos de PDVSA y los bonos soberanos. Como vemos en la gráfica:

Fuente: PDVSA

Los pagos de mayor peso serán en el mes de octubre y el mes de Noviembre, el ultimo siendo el segundo mayor pago del año, lo que nos dice que en cuanto a obligaciones financieras PDVSA tiene muy poco margen de maniobra y si se sigue con la misma dinámica de no poder reestructurar la deuda y tener pocas opciones de préstamo, queda de manos atadas y por ende se esperaría que se recortaran aún más las importaciones del país para poder cumplir con la deuda que se tiene en el exterior.

En conclusión la recta final del año será un camino turbulento y muy difícil para Venezuela, de seguir en la senda de recorte de importaciones y tratar de cerrar la brecha externa a como dé lugar, generando así caos y mayor desabastecimiento en el país. Para poder salir del hoyo negro en el que se encuentra Venezuela se deben tener objetivos económicos claros que puedan incidir positivamente sobre la economía y poder aportar siempre al bienestar social, pero para hacer esto se debe cambiar primero el entorno político, ya que ambos como bien explicamos van de la mano.