Últimamente en el Perú se vive una grave inestabilidad política y social debido a la imprudencia y egoísmo de los poderes del estado, como sabemos el ruido político afecta a otros sectores y entre ellos se encuentra la economía.

El contexto político en el Perú se vio agitado con el inicio del gobierno de Pedro Pablo Kuczynski (PPK) y por la existencia de una oposición demoledora en el congreso liderada por Keiko Fujimori, rival del actual mandatario en las pasadas elecciones. Estos dos entes se han visto enfrentados desde el comienzo, por lo cual la inestabilidad política comenzó a tomar protagonismo en la vida del país.

Al inicio el Perú tuvo una visión optimista sobre este gobierno ya que la tecnocracia había asumido el poder y la nación tenía un nuevo rostro, ya no éramos solo políticos sino también tecnócratas, eso del lado del gobierno, sin embargo en el otro extremo, el congreso debido a la mayoría de escaños, estaba liderado por la oposición y apenas el partido oficialista había logrado obtener representantes en el parlamento. Evidentemente el ambiente político iba a ser tenso, pero el Perú confiaba en que sus representantes iban a cooperar, pero el tiempo nos demostró lo contrario. Dentro de las funciones del parlamento, la constitución le otorga poder fiscalizador pero la oposición abuso de esta facultad constitucional interpelando y censurando ministros constantemente, en la mayoría de casos por cosas superficiales o ínfimas, generando crispaciones entre el gobierno y el parlamento, incluso dentro del congreso había pugnas de los partidos minoritarios hacia el abuso de poder del fujimorismo.

El Perú recibió el 2017 de una forma triste ya que no solo teníamos inestabilidad política y un parlamento demoledor, sino también la naturaleza golpeo duramente al país, específicamente las zonas costeras por el “Fenómeno del niño”, solo en ese momento el gobierno y el parlamento cooperaron para socorrer al país, sin embargo finalizada la emergencia, la inestabilidad política comenzaba hacerse presente nuevamente.

El 18 de abril el Fondo Monetario Internacional (FMI) proyecto que la economía del Perú en el 2017 crecería un 3,5% no sin antes mencionar que habían estimado un 4,3%, este decrecimiento se debió a circunstancias externas. Esa proyección evidentemente afecto al país, principalmente al sector económico, no obstante estos mantuvieron sus esperanzas en que el gobierno llevaría a cabo una correcta gestión para mantener el crecimiento económico o al menos la estabilidad económica.

El tiempo corría, el gobierno y el congreso seguían discutiendo infantilmente contribuyendo a que la economía se vea vulnerada por la falta de inacción y cooperación de estos poderes estatales. El 25 de agosto el Ministerio De Economía y Finanzas estableció que la economía del Perú ya no crecería 3,5% como lo había estimado el FMI sino 2,8%. En ese contexto la situación era preocupante debido a que el gobierno no estaba cumpliendo su lema respecto a que, si asumían el poder, “iban a pisar el acelerador del crecimiento económico”, por el contrario, estaban decayendo. A pesar de ello, la oposición del parlamento seguía criticando y hacia poco o nada para mitigar esta situación, además el gobierno demostraba su falta de pericia política para hacerle frente al fujimorismo exterminador.

La constante tensión política no solo afectó a la economía sino también el ámbito social, ya que los peruanos perdían credibilidad en sus representantes, posteriormente la economía peruana se vio en un terremoto al explotar la corrupción encabezada por la transnacional brasilera Odebrecht.

El 10 de octubre el FMI informó que la economía del Perú crecería un 2,7% marcado por los daños causados por las inundaciones del Niño Costero que asolaron al país a principios de año y por el escándalo de corrupción de Lava Jato que paralizo la inversión y las obras públicas, además el informe del FMI apuntó que «acciones decisivas» para impulsar la gobernabilidad y combatir la corrupción permitirían a Perú avanzar en la «mejoría del clima de negocios y la inversión», lo que redundaría en un mayor crecimiento.

Si nos damos cuenta, la economía del Perú se ha visto en caída a medida que avanzaba el 2017, sin embargo el parlamento opositor solo se dedicaba a criticar y continuar con su labor obstruccionista. Finalmente, la cereza del pastel fue cuando se quiso sacar del poder a PPK por supuestamente haber coludido con Odebrecht mientras que había sido ex ministro de economía en una gestión pasada, esta vacancia presidencial fue presentada por un partido izquierdista llamado Frente Amplio. No obstante, el fujimorismo no perdió la oportunidad y usando su mayoría parlamentaria respaldo esta vacancia. Este suceso estuvo a nada de hacer convulsionar la economía peruana, tanto es así que la Bolsa de Valores De Lima reportó pérdidas en todos los índices que la componen. A pesar de todo PPK se salvó de la vacancia porque los partidos minoritarios no apoyaron esta vacancia mostrándose en contra del abuso fujimorista. Actualmente el Perú no solo vive una crisis política sino también social que repercute negativamente en la economía debido al indulto “humanitario” al ex presidente Fujimori.

Como hemos observado, la economía y política no pueden vivir separadas, lo que sucede en el campo de una, influye seriamente a la otra.