Hoy en día el mundo está más interconectado que nunca, la escala de la industria global se extiende de país a país y de continente a continente. Hierro extraído del suelo brasileño viaja desde Tubarao, Brasil hasta Qingdao, China por 40 días. Donde luego es convertido en acero que a su vez desemboca en los mercados de Europa, América, Asia, África u Oceanía para ser empleado en construir los autos, edificios, teléfonos, tuberías y demás productos que usamos a diario.
Por lo tanto, es entendible que aquellos afortunados países que poseen los recursos para saciar el hambre de la industria global tengan una posición económica privilegiada. Sin embargo, muchos de esos países no gozan de la tierra prometida. Esto se debe a que se han olvidado por completo de otras actividades económicas hasta el punto de depender exclusivamente de la exportación de recursos naturales. En un mundo perfecto esto no sería un problema, pero en este planeta donde las leyes económicas son casi tan fuertes como las leyes físicas, tener una gallina de huevos de oro no garantiza riquezas ya que “la mano invisible” del mercado puede hacer que ese oro pierda todo su valor de la noche a la mañana.
Este artículo se enfoca en evaluar el riesgo de depender absolutamente de la exportación de materias primas, en analizar algunos de los países que lo hacen y en sugerir formas de evitar tal riesgo.

Negocio riesgoso

En la siguiente imagen, se puede observar la interconectividad económica de nuestro planeta en lo que respecta a recursos naturales. Se pueden observar los patrones de comercio internacional, el número de minas de hierro, metales básicos, metales preciosos y refinerías en cada continente o área. A primera vista parece un complejo sistema, pero esa inentendible e intrincada red de flujos de materias primas se sostiene sobre el más básico y poderoso principio económico: la oferta y demanda.

Un ejemplo perfecto es el hierro. El precio del hierro es totalmente dependiente en la demanda China, ya que esta importa alrededor del 70% de todo hierro (Seguida por Japón que importa solo el 8%). Cuando China disminuye su demanda, el precio global del hierro cae con ella. Además, tal como se mencionó en la introducción el hierro es usado para hacer acero, que a su vez es convertido en diferentes productos. Por lo tanto, otro factor importante en la demanda de hierro es el estado de la economía. En una economía en expansión, los gobiernos gastan más en infraestructura y las personas compran más autos y otros bienes, por lo que es entendible que se necesite más acero y por consiguiente más hierro para cubrir la demanda. Por el contrario, en una economía en contracción los gobiernos, empresas e individuos reducen sus inversiones, causando una disminución en la demanda por materias primas como el hierro.

El mismo principio aplica a la gran mayoría de materias primas. Primero, sus precios están sujetos a la demanda de algunos pocos países con el suficiente poder económico para causar variaciones importantes en el precio. Segundo, la demanda está relacionada a la economía internacional, la cual como es bien sabido suele ser cíclica, alternando entre periodos de crecimiento y periodos de contracción. Tercero, por la naturaleza geopolítica del comercio internacional de recursos naturales, eventos políticos como: tratados comerciales, guerras o sanciones económicas generan efectos de onda que inciden en la oferta y demanda por estos recursos naturales.

Claramente, un país que enfoque su economía únicamente en la exportación de materias primas toma parte en un negocio riesgoso. Ya que está sujeto a fuerzas importantes de incertidumbre fuera de su control: la demanda de naciones económicamente poderosas, el estado de la economía mundial, el panorama geopolítico y otras muchas variables.

Los sobredependientes

Enfocándonos en nuestras inmediaciones, Latinoamérica es un continente que históricamente depende mucho en las exportaciones de materias primas. Del 2003 al 2010 las economías latinoamericanas anualmente crecieron alrededor de un 5%. Del 2011 hasta el presente, el crecimiento en las economías latinoamericanas ha experimentado una deceleración, inclusive llegando a ser negativa en el 2016.

Ambas etapas han coincidido con movimiento similares en los mercados de materias primas. Con el boom las economías de Latinoamérica, a pesar de sus deficiencias estructurales, crecieron abultadamente. Con la contracción en los precios globales de materias primas, los ingresos no fueron suficientes para tapar dichas deficiencias y el crecimiento se estancó. En la siguiente imagen se aprecia la relación que han tenido los precios de las materias primas (representado por el índice de materias primas de Bloomberg) y el crecimiento del producto interno bruto latinoamericano. Como bien se observa, tras cada desplome en los precios de recursos naturales, el crecimiento del PIB se vio afectado ese mismo año o el siguiente.

Está claro, que dejar a merced de las fuerzas del mercado el bienestar social y económico de un país está lejos de ser conveniente, y en este sentido no hay nada más expuestos a esta fuerza que las materias primas. La pregunta es: ¿cómo pueden los países que siempre han estado atenidos a sus recursos para prosperar en el ámbito económico, encontrar una fuente de crecimiento más estable?

La solución

La diversificación es la respuesta obvia, pero es más fácil decirlo que hacerlo y no hay una ruta clara para lograrla.

Una posible ruta, es la creación de fondos de inversión soberanos financiados con los ingresos generados por la exportación de materias primas (al estilo del Fondo Soberano Noruego) para invertir activamente en el desarrollo de otras industrias nacionales e infraestructura y ser una fuente reserva en casos de emergencias.  

Otra ruta, es a través de la integración económica en forma de tratados comerciales. Por ejemplo, a pesar de que México es un exportador importante de materias primas, su economía está mucho menos expuesta a los precios de los recursos internacionales. Gracias a NAFTA, México ha enfocado su economía en la fabricación de productos finales de bajo costo que luego son exportados a Estados Unidos y Canadá. Latinoamérica en particular, se vería beneficiada de un acuerdo similar entre los países del continente (Mercosur no basta) y externos. Esto permitiría a cada nación especializarse en la producción y exportación de algunos productos finales y añadir dichas actividades a sus repertorios económicos, mientras importa aquellos productos donde no está especializada.

Últimamente, el éxito de una diversificación económica pasa por la implementación de más de una ruta y un plan a largo plazo con énfasis en la mejora de la infraestructura, mejor educación, especialización del capital humano e inversión en otras industrias.

En conclusión, los abundantes recursos naturales pueden ser una ventaja competitiva, pero pueden producir consecuencias económicas negativas imprevistas, debido a los ciclos regulares de auge y crisis. Los países que padecen de sobredependencia, deben reformar sus modelos para añadir más actividades productivas a su economía y así librarse (en parte) de la ciclicidad de los mercados internacionales de materia primas.