Cada día existen más personas e instituciones interesadas en participar en el mercado de capitales buscando una vía para invertir su dinero en productos que logren generar beneficios que superen, al menos, los porcentajes de inflación del país en el que se encuentran y así asegurar un fondo para su retiro, luego de trabajar arduamente por tanto tiempo.

El mercado de capitales ofrece un sinfín de productos que permite a las personas o empresas invertir tomando en consideración su objetivo de inversión, ya sea pasivo (inversiones a mediano o largo plazo con menor riesgo) o activo (inversiones a corto plazo con mayor riesgo). En definitiva, cada parte elige el tipo de inversión que mas se acople a sus necesidades, por ejemplo, una persona de 40 años que busca fomentar su plan de retiro, sin duda debe inclinarse por una inversión a largo plazo donde podrá asegurar mayores rentabilidades con una mayor aversión al riesgo.

Así como cada vez se incorporan nuevos inversores al mercado de capitales, también más emisores -llámese empresas u organizaciones- se interesan en buscar financiamiento por esta vía, la cual, en términos generales, es más económica (a nivel de tasas) que financiarse por el método tradicional: la banca.

Una mención especial debe hacerse a instituciones como el Grupo Banco Mundial (GBM) que, siendo una organización especializada en asistencia financiera y técnica para los llamados países en desarrollo, desde hace más de 70 años, recauda fondos en los mercados de capitales para invertir en proyectos de desarrollo, convirtiéndose en un producto admitido con gran aceptación entre los inversionistas que buscan oportunidades de inversiones de renta fija seguras.

Según un informe publicado por el Banco Mundial, desde 1947, el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF) y la Corporación Financiera Internacional (IFC), ambas instituciones del GBM, han recaudado en total un monto equivalente a más de US$ 900.000 millones en emisiones dentro del mercado de capitales, gracias a su perfil de riesgo conservador y a su rendimiento financiero previsible, un monto bastante representativo, tomando en consideración que, en general, un proyecto puede rondar entre los US$ 25.000 – 50.000 millones.

La Asociación Internacional de Fomento (AIF), otra institución del Grupo Banco Mundial, dedicada básicamente a proporcionar donaciones, financiamiento en condiciones concesionarias y asistencia técnica a los países de ingreso bajo, la cual cumple estos objetivos gracias a las contribuciones de sus Estados miembros que, a pesar de ser aportes considerablemente importantes, podrían llegar a no ser suficientes.

En 2015, tras la adopción de los 17 objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas, comenzó a reconocerse cada vez más que estos mecanismos tradicionales no bastarían para cumplir con la ambiciosa agenda y en definitiva se esperaba que la AIF cumpliera su cometido y aumentará el nivel de asistencia que brinda.

Es por este motivo que para el 2016, los miembros de la AIF acordaron transformar el modelo de financiamiento, aprovechan su sólida base de capital para poner en marcha un nuevo mecanismo de financiamiento, combinando los recursos aportados con fondos obtenidos en los mercados de capital.

No es hasta el 17 de abril del 2018 que, por primera vez, acuden al mercado de capitales cumpliendo con 4 características importantes:

– Capital Sólido de US 163.000 millones.

– Buen estatus de acreedor preferencial y un excelente historial de reembolso de sus préstamos.

– Respaldo de accionistas.

– Bajo nivel de deuda.

Cumpliendo estas 4 particularidades, la AIF obtuvo, según el informe publicado, la calificación máxima de Standard & Poor’s (AAA*) y Moody’s (Aaa*), y su primer bono tuvo un resultado mayor al previsto y permitió recaudar US$ 1.500 millones para cubrir los problemas de desarrollo más urgentes.

Pero esto no quedó aquí, desde su primera emisión, la AIF ha ampliado su programa de endeudamiento, para ofrecer papeles de deuda a corto plazo, y al 30 de junio de 2019, según el Banco Mundial, ya había alcanzado la suma de US$ 1.900 millones, esperando que las nuevas emisiones previstas en los próximos años se expresen en decenas de miles de millones de dólares.

Es así como, emisiones de este tipo, cuyo objetivo principal es mejorar las condiciones de muchas personas que buscan una vida mejor en los países de ingreso bajo, se han convertido en un producto que, en una época en la que cada vez más inversionistas buscan orientar el capital hacia inversiones que satisfagan sus necesidades financieras y cumplan una finalidad social positiva, la AIF resulta, sin duda, una opción muy atractiva.

*AAA o Aaa: AAA para el Standard & Poor’s y Aaa para Moody´s, es la calificación de máxima solvencia. Los títulos o países que reciben esta calificación contienen el menor riesgo de inversión y tanto el pago de sus intereses como la recuperación del capital invertido están asegurados.