¿Alguna vez te ha pasado que, cuando comienzas a leer sobre un tema te encuentras con cantidades enormes de información, no sabes qué fuentes consultar o te surgen dudas acerca de la veracidad de la misma?  A esto se le llama “Sobrecarga de información” o, como se le conoce en inglés, “Information overload”. A continuación te explico su significado y porqué ello te está haciendo tomar malas decisiones.

La sobrecarga de información o también conocida como infoxicación es un término que refleja el exceso de información a la que estamos sometidos diariamente, ocasionando una dificultad a la hora de tomar decisiones asertivas y eficientes. El término, popularizado con la llegada del Internet, data de muchos años atrás, con la sobreproducción de manuscritos y posteriormente libros, lo que indica que es un problema que ha existido en siglos anteriores pero que ha tomado relevancia con la llegada de las redes sociales.

La infoxicación afecta la toma de decisiones de los individuos en la medida que mientras la cantidad de información a la que tiene acceso aumenta, la calidad de la misma disminuye estableciendo una relación negativa. El individuo no solo se enfrenta a cantidades enormes de información, también debe enfrentarse a características como el nivel de complejidad e inconsistencias de la misma que en última instancia inhabilitan su capacidad de escoger la mejor decisión posible. Asimismo, son muchos los psicólogos que han coincidido en la capacidad limitada que tienen los seres humanos para almacenar información, con lo cual aumentan las probabilidades de toma de decisiones incorrectas o irracionales, además de causar estrés o angustia por temor a perdernos alguna información que sea de nuestro interés.

La infoxicación en la era moderna

Con la llegada del internet el término ha adquirido nuevas características siendo ahora percibida por los expertos como información distractora e inmanejable. Las redes sociales son las principales promotoras de esta marea de información, sin dejar de mencionar las notificaciones de correo electrónico y los correos no deseados. En el año 2012, el Mckinsey Global Institute realizó una encuesta donde se demostró que el trabajador promedio pasa el 28% de su tiempo de trabajo administrando su correo electrónico disminuyendo así su productividad.

El individuo actual debe enfrentarse al manejo eficaz de toda la información que proviene de redes sociales y que termina afectando su productividad laboral y como consecuencia la toma eficiente de decisiones, es por ello que expertos en la materia han acuñado el término como “la enfermedad digital del siglo XXI”.

Infoxicación y el cerebro del inversor

Si bien es cierto que todos estamos sometidos a la infoxicación, este fenómeno puede afectar más gravemente a los inversores, quienes al sentirse abrumados por el exceso de información pueden tomar decisiones equivocadas con respecto a sus inversiones, en el caso de las acciones, vendiendo cuando no deben vender o comprando cuando no deben comprar.

Una investigación publicada en el Journal of Behavioral Finance (2005) denominada “Asset allocation and Information overload” afirma que la sobrecarga informativa tiene un mayor efecto en aquellas personas con bajo conocimiento financiero, o quienes a pesar de tener conocimientos teóricos se encuentran alejados de los aspectos prácticos de inversión, estas personas al encontrarse con este exceso de información con respecto a donde invertir su dinero, tienden a tomar las alternativas menos favorecedoras con el fin de evadir el sentimiento de sobrecarga, estos individuos son, en última instancia, los que toman las decisiones menos asertivas producto del pánico y el estrés.

Para hacer frente a esta sobrecarga informativa, expertos concluyen que, por un lado, los asesores de inversión deben asegurarse que sus clientes comprendan bien la información que se les suministra, esta debe ser explicada de una forma sencilla y digerible para el inversor medio, a fin de que este pueda tomar su mejor decisión de inversión. En el caso del inversor, si este se encuentra inundado de información  y no posee las herramientas necesarias para hacer frente a sus inversiones de manera individual, debe acudir a un asesor que lo ayude a manejar la información y a tomar la decisión que mejor se adapte a su perfil de inversión.

¿Qué hacer frente al problema de la sobrecarga de información?

Las siguientes pautas serán de gran ayuda a la hora de enfrentarse a la sobrecarga informativa:

– Seleccione fuentes de información de calidad y filtre aquellas que considere innecesarias. Recuerde que calidad es mejor que cantidad. En el caso de la red social Twitter, puede agrupar temáticas y perfiles que se adapten a lo que necesite, pero procure administrar el tiempo que invierte en ella. Como dato interesante, las estadísticas indican que las personas pasan un tiempo promedio de 10 minutos en Twitter cada vez que visitan la plataforma.

– Elija un horario para buscar o leer información, de esta manera utilizará el tiempo de forma más productiva y estará al tanto de los acontecimientos. Limite también las distracciones como el correo electrónico.

– En el caso de los inversores, es importante que estos creen su propio criterio y no se dejen llevar por las noticias negativas o positivas que se generan en el mercado, mantener una estrategia propia y ser paciente cuando el mercado enfrenta vaivenes fuertes es lo que determinara el éxito o no de sus inversiones.

– Por último, pero muy importante, tome descansos, estar expuestos todo el día a cantidades excesivas de información y querer consumirla toda puede ser perjudicial para cualquier ser humano.

Conclusiones finales

La era digital llegó para quedarse y seguir evolucionando en conjunto con la cantidad de información a la que tenemos acceso. Por ello, es vital que los individuos aprendan a gestionar y organizar la información que es relevante para ellos, y más importante, filtrar aquella que no necesiten. Asimismo, es primordial el manejo adecuado de las redes sociales, a fin de que el uso de estas no afecte la productividad de los individuos ni la posterior toma de decisiones.

Desde el punto de vista financiero, los inversores deben alejarse del ruido que genera la infoxicación, desarrollar un criterio propio acerca de sus inversiones, consultar fuentes confiables, conocer cuál es su perfil de inversión y asesorarse en caso de ser necesario.

Es oportuno recordar que Peter Lynch en su libro “One up on Wall Street” define tres estados emocionales del inversor: preocupación, complacencia y capitulación. En primera instancia se preocupa por la caída que pueda estar sufriendo el mercado, lo que le impide comprar buenas acciones a bajos precio, posteriormente cuando decide comprar (a precios más altos) se deja llevar por la complacencia y asegura que sus acciones continuaran en ascenso. Cuando finalmente sus acciones caen por debajo del precio de compra, capitula y vende de forma compulsiva.

En los mercados financieros es vital el manejo de las emociones, no dejarse llevar por la manada y ser disciplinado, en palabras de Benjamin Graham: “Incluso el inversor más inteligente necesitará una considerable fuerza de voluntad para dejar de seguir a la multitud”.