En la sociedad de las criptomonedas se utiliza un instrumento que se conoce como Initial Coin Offering, que corresponde a la oferta inicial de moneda (ICO). Es un método innovador donde se emite una criptomoneda para financiar y levantar altos montos de capital bajo un protocolo descentralizado (que no consta de un régimen regulatorio y legal aún definido). Caso contrario a los sistemas tradicionales de financiamiento con la emisión de acciones y bonos. Por lo tanto, la criptomoneda sirve como medio para poder levantar la propuesta de nuevos proyectos.

Generalmente cuando una empresa desea financiarse por la vía de emisión de una ICO, crean y exponen un plan llamado whitpaper (documento técnico), en donde establecen sus parámetros técnicos, propósitos del proyecto, necesidades a satisfacer, cantidad de tokens (fichas) que serán destinadas a la venta, cantidad a ser conservadas por los pioneros del proyecto, y el tiempo de duración de la campaña de la ICO. Estas monedas conocidas como tokens cumplen una función muy similar a las de una compañía cuando realizan la oferta pública inicial (OPI). De igual manera recaudan capital para el crecimiento y expansión, donde los inversionistas que compran estas acciones buscan obtener beneficios en el futuro, u por medio del flipping, como manera rápida y fácil de obtener algún rendimiento inmediato, ya que por lo general el valor de las acciones aumenta los primeros días. Sin embargo, las ICOs por manejarse a través de un mecanismo nuevo, descentralizado y sin regulación, no pasan por los procesos legales ni normativos para su emisión. No están obligadas a presentar balances, estados financieros o cualquier otra información relevante del proyecto.

Su método de distribución permite además que los inversores puedan adquirirlas antes del lanzamiento del proyecto. La creación y asignación de esta criptomoneda difiere del proceso de obtención convencional de la mayoría de monedas, que es a través de la minería y por medio de la prueba de trabajo (PoW), el protocolo que se encarga de la resolución de problemas criptográficos mediante un alto poder computacional para procesar las transacciones y mantener la red segura.

Las ICOs durante el año 2017 han traído un auge de herramientas innovadoras y disruptivas en la era digital, que logran recaudar millones de dólares en tan solo horas, bajo alguna promesa tecnológica revolucionaria en alguna área en específica. Pero la gran mayoría de estas emisiones carecen de sustento teórico y práctico, ya que han sido destinadas con carácter ilusorio. Por ello, no deja de existir la posibilidad de generar una revolución real en el mundo económico. Este método se ha convertido en la receta idónea para estafadores y gente sin escrúpulos, que desarrolla proyectos falsos con simples whitpapers y abundantes ofertas inimaginables, que les permite obtener una gran cantidad de capital y luego desaparecer.

Hay que tener en cuenta que cualquier inversión en una empresa o proyecto en su etapa inicial entraña un gran nivel de riesgo. Se podría decir que la tendencia de los individuos que adquieren las ICOs es la de comprar solo por carácter especulativo. Ya son varios países los que se han manifestado sobre el riesgo de esta forma de financiación. China fue la primera en prohibir las ICOs como método ilegal de recaudación de fondos, por considerarlas como una herramienta muy poderosa para estafar. Actualmente se investigan a más de 60 proyectos creados en su estado bajo esta modalidad. Sin embargo, lo más probables es que hayan sido pausados para poder establecer los marcos normativos y las políticas necesarias, en pro de generar un ambiente controlado a través de un programa de licencias.

Estos nuevos sistemas de recaudación han recibido innumerables críticas, comenzando por la falta de transparencia y descentralización en la distribución del volumen total de emisión de la oferta. Esto deja un gran margen en posesión al emisor de la criptomoneda, que le permite beneficiarse del mercado por medio de políticas de oferta y demanda. Además se señalan los altos montos de capital que se logran acaudalar de forma codiciosa por los representantes, para proyectos que aún están en su fase inicial de planificación, que no poseen algún sustento de factibilidad, y no justifican razonablemente el monto recolectado. Y por último, la no existencia de normativa legal que haga cumplir ciertas regulaciones relativas a la lucha contra el blanqueo de dinero y fraude.

Pero no todo es negativo, este innovador mecanismo de financiamiento soluciona muchos problemas que presentan gran cantidad de empresas privadas a nivel mundial, sobre todo al momento de buscar y encontrar inversores en sus proyectos. Ofrecen la democratización del acceso al sistema financiero y mayor transparencia en los contratos inteligentes bajo la red blockchain (ya que se puede auditar el contrato para verificar el sistema de distribución de las monedas). Además supera la limitante geográfica, lo que permite a cualquier persona a nivel global ser parte de la inversión. Y sin duda seguirán surgiendo más ventajas con la continua evolución de esta nueva tecnología.

Sin embargo, parece claro que es necesario establecer de alguna forma estatutos que velen por la seguridad del inversionista, y reglas transparentes, para las empresas que deseen adquirir capital por esta vía. Por esta razón, hay que tener mucho cuidado antes de tomar la decisión de realizar una inversión de este tipo. Se debe entender claramente el proyecto, conocer sus fundadores y desarrolladores, leer detalladamente el whitpaper, y contar con asesoramiento profesional. Todo esto para vislumbrar y comprender si la idea presentada es viable o no es más que una estrategia de marketing para vender un producto, servicios tecnológicos o de cualquier índole que no aportan nada innovador y no soluciona algún tipo de problema. Muchos son los que buscan a personas ingenuas para aprovecharse de la gran fama que han logrado obtener las ICOs y hacerse de los medios para convertirse en millonarios de la noche a la mañana con ofertas engañosas que aseguran el Santo Grial. Y más aún en países como Venezuela que sufre una gran crisis de inflación, donde los ciudadanos indagan numerosas alternativas para protegerse o ver crecer sus ingresos.

Por muy ingenioso, innovador y rentable que parezca el proyecto, hay que tener cuidado, ya que esta forma de financiar proyectos está en una fase nueva, y la expectativa de ganar grandes sumas de dinero por medio de la especulación futura de los tokens es muy llamativa. Pero lamentablemente por los momentos, este mecanismo está expuesto a ser la gallina de los huevos de oro de muchos estafadores, y de esta forma, manchar el enorme potencial que posee en la economía digital mundial. Así que cuidado, tome en cuenta la frase Warren Buffet: “Ten miedo cuando otros sean codiciosos, y sé cuidadoso cuando otros tengan miedo”.