Desde que los habitantes de Mesopotamia navegaran los ríos Tigris y Éufrates para comerciar aceites o que los fenicios surcaran el mediterráneo para crear redes de comercio; los océanos, ríos y mares han estado al centro de la civilización. La industria marítima, para quienes no están familiarizados con ella, puede muchas veces parecer irrelevante o desconocida. Sin embargo, no hay industria en el planeta con el alcance global que esta posee. Hoy en día, aproximadamente el 90% de todos los bienes transportados en el mundo son por medio del trasporte marítimo. En el 2017 se transportaron por mar unas 10.3 billones de toneladas de bienes y productos, o lo que equivale a casi a 1.5 toneladas por cada habitante en el planeta.

Para aquellos que han sabido manejarse en esta industria, las recompensas han sido estratosféricas. La vital industria ha creado algunas de las personas más ricas de la historia, tales como el difunto Aristóteles Onassis, quien llegara a ser el hombre más rico del mundo, o John Fredriksen cuya fortuna se calcula en unos 7.2 billones de dólares.

Las siguientes historias, traen luz a esta importante industria.

El revolucionario de metal

El buque OOCL Hong Kong tiene una longitud de 400 metros, para comparar, el Empire State mide 381 metros. Sin embargo, no es el OOCL Hong Kong el que merece el título de revolucionario de metal, pero si los 21,413 contenedores que puede cargar.

Los contenedores, inventados por Malcom McLean en 1956, a simple vista no parecen ser mucho, pero son el máximo responsable de la globalización actual. El conteiner, permitió cargar los buques mucho más rápido, más eficientemente y a menor costo, significativamente reduciendo el tiempo que cada buque pasaba en puerto y multiplicando la productividad por un factor de 40.

El conteiner, revolucionó el comercio internacional a tal punto que fácilmente puede considerarse como el factor más importante. Evidencia de esto, es que la creación entre 1966 y 1983 de puertos especializados para el transporte marítimo de contenedores, significo un incremento del 720% en comercio internacional en países industrializados tras 20 años de su implementación. En contraste, la adopción de tratados de libre comercio se tradujo en un incremento de tan solo 45% en el mismo periodo.

Que en la actualidad, un IPhone sea diseñado en California, sus chips fabricados en Corea del Sur, ensamblado en China y distribuido a todo el mundo es en gran parte posible gracias a la invención de Malcom McLean.

El revolucionario de metal, en palabras del economista Marc Levinson, “hizo del mundo más pequeño, y de la economía más grande”.

Exuberancia irracional

La exuberancia irracional es el principal factor de cada burbuja financiera. Sin embargo, no es un aspecto que se presenta exclusivamente en los mercados financieros. Todo tipo de mercado, desde los más pequeños a los más grandes están sujetos al comportamiento (muchas veces irracional) de sus participantes, y la industria naviera no es diferente.

Para el 2003, la demanda por transporte marítimo, especialmente por parte de países en desarrollo como China, que devoraban materias primas a cantidades nunca vistas, era sumamente alta. Simplemente, no había suficientes buques en el océano para transportar todo lo que se requería. Causando que el precio de los fletes escalase rápidamente.

El Baltic Dry Index, el índice que mide el flete de las diferentes rutas marítimas pasó de 1761 a 11465 del 2003 al 2008; siendo un nivel previo más alto de 2271.

La cantidad de dinero que los dueños de buques generaron en este periodo, no se compara a nada visto anteriormente en la industria. Muchos pensaron que duraría para siempre, que el dinero no pararía de caer del cielo. Tal era el optimismo, que el precio de los buques de segunda mano era mayor al de buques nuevos. Por ejemplo, en el 2008, construir un nuevo tanquero Suezmax costaba unos 90 millones de dólares, mientras el precio de uno siendo revendido era de 102 millones. La escasez de buques de segunda mano y su alto precio, llevó a mucho a acudir a astilleros y pedir nuevos buques. Una constante en esta industria, es el recelo con que los dueños protegen su posición, cuando uno pide un nuevo buque, el siguiente pide dos. Cuando se implementa esta mentalidad de rebaño, una burbuja esta a la vuelta de la equina.

El 15 de septiembre del 2008, Lehman Brothers se declaraba en banca rota. El golpe impactaría a la industria naviera. Con los bancos reacios a proporcionar crédito a importadores y exportadores, el comercio internacional se detuvo y, por lo tanto, el servicio que lo facilita se paralizó con él. Para finales del 2008, el mismo buque Suezmax que antes de septiembre se cotizaba en 102 millones, ahora se valoraba en 83 millones. A la vez, el Baltic Dry Index para diciembre del 2008 había caído desde los 11465 a tan solo 818.

Miles perdieron de la noche a la mañana todo su capital. En la actualidad el mundo naviero aun sufre las consecuencias. En la última década, la oferta ha sido mucho mayor a la demanda. El precio actual de un nuevo Suezmax es de 55 millones. Dejando en claro, lo volátil que esta industria puede ser.