“En el ejercicio de sus funciones el Banco Central de Venezuela no estará subordinado a directivas del Poder Ejecutivo y no podrá convalidar o financiar políticas fiscales deficitarias” Artículo 320 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV)

El Banco Central de Venezuela (BCV) en su terca dinámica inflacionaria continúa creando Bolívares a diestra y siniestra para financiar los gastos populistas y de control social del Estado, práctica inconstitucional que ha posicionado al país en el status económico más precario que puede sufrir una sociedad, la enfermedad más letal y terminal, que destruye cualquier posibilidad de progreso y desbarata los sueños de los ciudadanos de una nación. 

Actualmente Venezuela enfrenta un proceso hiperinflacionario, que lo sitúa con el índice más alto del mundo en ese contexto, y como la más alta del hemisferio Occidente en toda la historia. Cuestión que explica el empobrecimiento masivo de la población, el deteriorado estilo de vida y la migración de más de 4 millones de venezolanos a todo el mundo durante los últimos 4 años. Es preciso reafirmar entonces el principio básico de inflación que no es más que la impresión de dinero sin respaldo en la economía. Cada vez que se imprime dinero el Estado se queda con más pero al pueblo le da menos: el Estado se beneficia pero empobrece a la población.

La hiperinflación ha destruido totalmente el signo monetario y la capacidad de compra de la gente. Pero en todo esto hay una incógnita que seguramente muchas personas se hacen ¿Si el responsable de la inflación es la excesiva impresión de dinero inorgánico, porque no encontramos billetes?

En efecto en Venezuela la liquidez monetaria es colosal, pero solo el 1% de esa masa monetaria está representada en billetes y un 99% es dinero en red. Bolívares que persiguen bienes que no se encuentran producto de la escasez. Como antes se dijo, esa excesiva cantidad de bolívares están representados en formato digital, unidades monetarias emitidas por el ente encargado (BCV) en depósitos a la vista a todo el sector público, entre los que se encuentra la estatal petrolera, Petróleos de Venezuela, S.A. (PDVSA) y el resto de Empresas del Estado. Quienes a su vez para honrar sus compromisos realizan transferencias a sus beneficiarios. Lo mismo está enfrentando el sector privado ante la carencia de efectivo.

En ese sentido la economía se maneja en base a transferencias bancarias y el uso de tarjetas de debito y crédito, actividades que algunas veces se ven limitadas por la falta de energía eléctrica, escasez de puntos de ventas y a su vez la limitada capacidad de los mismos ante el congestionamiento en la mayoría de  puntos de pago, los cuales se colapsan ante el excesivo uso.

Lavaderos de autos, restaurantes, taxistas, ventas de verduras, licorerías y negocios en mercados principales utilizan aplicaciones para recibir pagos y aceptan transferencias bancarias. El fintech en Venezuela crece en la medida que se ven mermadas las posibilidades de acceso a efectivo por parte de los usuarios, y se ha impulsado por aquellos comerciantes que no les conviene perder sus clientes por esta problemática. El mismo gobierno ha propuesto el uso de medios de pago digitales y hasta la venta de una criptomoneda, una moneda virtual respaldada en las reservas de petróleo del país, pero finalmente no ataca el problema desde su raíz.

Los bancos y cajeros automáticos se han visto de igual manera colapsados por esta situación, las personas no encuentran efectivo para las transacciones más básicas u esenciales como pagar el transporte para asistir al colegio, la universidad y el trabajo.

¿Por donde pasa la solución?

Cerrando la imprenta y evitando las transferencias del Banco Central de Venezuela (BCV) al torrente económico de la nación,  así mismo restablecer el vínculo entre el bolívar y el dólar, recordemos que bajo el antiguo patrón oro era imposible crear dinero como se hace en la actualidad. Hoy en día gran parte de la economía se encuentra dolarizada, el precio de alquileres, pasajes aéreos, vehículos, computadores etc. están dolarizados. A pesar de la alta dolarización el gobierno no frena la creación de dinero inorgánico, mermando cada día el valor del bolívar y haciendo que el dólar valga más, lo que a su vez hace que los salarios caigan y los precios dolarizados vayan en subida producto de la inflación. Nos encontramos entonces frente a unos salarios estancados en bolívares, mientras la mayor parte de los bienes y servicios están ofertados en dólares.

El mejor modelo para acabar rápidamente con la inflación es la dolarización, cuyo tema estaremos abordando en la próxima entrega.