Luego de los resultados del 20M, lejos de estar en su mejor momento, Nicolás Maduro, sale más debilitado y tambaleante que nunca.

La teoría de juegos nos enseña que pueden existir varios equilibrios y éste no siempre será el más beneficioso para todos los jugadores participantes en el juego.

Desde 2013, en este juego suma cero, Nicolás Maduro representa uno de esos equilibrios y es justamente eso lo que lo ha mantenido en el poder.

Ese equilibrio no necesariamente ha sido el equilibrio más beneficioso para todos los jugadores sino para un solo sector y al ser un juego suma cero, la ganancia o pérdida de la cúpula del chavismo se equilibra exactamente en el sentido contrario con las ganancias o pérdidas del resto de la sociedad.

Maduro ha representado el equilibrio del status quo, el equilibrio del “dejad haced, dejad pasad”, con el cual una parte del chavismo ha salido beneficiado en detrimento del resto de la sociedad.

Sin embargo, la renta petrolera se sigue achicando, esta vez no solo por la vía de los precios sino por algo más difícil de recuperar en el corto/mediano plazo, la caída en la producción. Debido a esto, hay menos renta que repartir entre los jugadores: el chavismo y sus diversas facciones; y la sociedad en general.

Los grupos más fuertes dentro del chavismo han arrebatado los beneficios a los más débiles pero ese equilibrio “no eficiente” que representa Nicolás Maduro, los ha mantenido cohesionados. Pero esta vez, entra en juego una especie de bomba de tiempo.

La hiperinflación acelera el descontento entre la sociedad y tarde o temprano el gobierno presidido por Nicolás Maduro tendrá que hacer los ajustes económicos necesarios para solucionar la grave situación.

Aunque la experiencia nos indica que no necesariamente una hiperinflación desencadena en un cambio de gobierno. En el ciento por ciento de los casos desemboca necesariamente en ajustes económicos, ya sean ejecutados por el mismo gobierno o por un nuevo gobierno.

Ante el aislamiento internacional, el cierre de los mercados financieros internacionales, el default, una oposición que se fortaleció y que parece unirse luego de las elecciones y las presiones de la sociedad por frenar la caída de sus condiciones de vida. Maduro y su grupo más cercano entra en un dilema: adoptar las medidas económicas o seguir esquivándolas por 6 años más, cosa que parece no poder seguir prolongándose por mucho tiempo más.

Estas medidas a las cuales Maduro ha sido esquivo, nos harían pasar a un nuevo equilibrio en este juego suma cero donde el chavismo en su conjunto tendría que ceder parte de sus ganancias ante el otro jugador: la sociedad.

Esta cesión de ganancias por parte del chavismo, implica que algunas facciones internas perderán sus beneficios en detrimento de otras facciones, creando así pugnas que en definitiva romperían la cohesión del grupo fuerte del chavismo, lo cual puede significar reacomodos significativos o incluso la implosión del mismo.