Es difícil no preguntarse: ¿Qué sucederá ahora? Pues, ya en la muy dura situación del país, se suma el anuncio de lo que se ha llamado un “bloqueo total” que, básicamente, representa la retención formal y absoluta de los activos del país en suelo norteamericano, y mayores sanciones para todos aquellos (empresas) que realicen negocios con los que aún controlan el tesoro de la nación bajo la figura de un gobierno ejecutivo (no reconocido por la mayoría del mundo que se rige bajo principios democráticos).

¿Representa un riesgo económico para el país?

Ciertamente sí, el país tiene grandes problemas que resolver, y para eso se requiere flujo de caja, movilidad financiera y poder realizar negocios internacionales. Ningún país por miras al crecimiento económico y desarrollo integral, puede funcionar de espaldas al mundo.

Pero lo irónico del asunto es que si tales restricciones, sanciones, o bloqueos (como los quieran llamar) no existieran, la situación del país no sería muy diferente a la que se vive hoy, ya que las personas que aun administran los fondos del Estado, básicamente los usaban para realizar transferencias corrientes. Es decir, gasto público sin propósito de inversión (para generar un retorno que se traduzca en beneficio financiera que se pueda medir como crecimiento), yo califico dicho gasto público de obsceno, pues su propósito parecía ser básicamente a una parte de la sociedad consumiendo, creando la ilusión de la “normalidad”, al mismo tiempo que se debilitaba el aparato productivo nacional, al punto de desaparecerlo, fortaleciendo con ello la necesidad de las importaciones en una Economía con tipo de cambio volátil en el cual muchas veces se importaba a dólar “preferencial” y se vendía a dólar de mercado libre (o paralelo lo llaman). ¿Se dan cuenta de lo siniestro de esta fórmula?

En el país no hay inversión pública efectiva desde hace quince (15) años aproximadamente, una muestra de ello es el terrible deterioro de todos los servicios públicos, los cuales por lo general son el principal objeto de inversión de todo gobierno sensato y con visión de desarrollo. Es posible en este punto afirmar que básicamente mayor parte de los fondos públicos se destinaban para generar “estímulos” sociales de fidelidad ideológica.

Esto es un comentario 100% mío como Economista y ciudadano con firmes valores democráticos: Un país NO desarrolla regalando cajas de comida a los ciudadanos.

¿Qué viene ahora?

El poder de influencia financiera de Estados Unidos es indudable, aunque los países que lo adversan lo nieguen, la Economía no miente. Así que, lo poco legal o presuntamente ilegal que la administración de Nicolás Maduro hacía para mantener esa ilusión de normalidad con un consumo promovido por la generación de dinero inorgánico e importaciones gubernamentales muy cuestionables, pues ya no estará más. Técnicamente no existen los recursos ni los aliados para ello, se cierra el grifo de las dádivas en una economía que sigue en hiperinflación y que prácticamente no está produciendo nada.

Y aunque en el país hay una parte de la sociedad que puede sostenerse con recursos propios, me atrevo a afirmar que no llegan al 5% de la población total, esto podría significar que al desaparecer el gasto público obsceno, sin control y con fines presuntamente populistas, todos esos “beneficiarios” directos o indirectos, podrían no tener más acceso a dichas transferencias, ya que, aún sin las sanciones, tal acción era económicamente insostenible, las sanciones aceleraron el proceso de desgaste de un modelo voraz para la Economía y la sociedad en general.

También, dadas las revisiones de campo que realizo con frecuencia, es posible afirmar que en el país actualmente se está moviendo mucho capital privado (algunos podrían ser de dudosa procedencia, y sin Estado de Derecho, estos capitales dudosos pueden circular “libremente”). Este capital privado mantiene ciertas mercancías en el mercado, pero a precios totalmente dolarizados, lo que los hacen no accesibles para muchos.

Y aunque partamos del supuesto de que todos esos capitales privados son lícitos, no son suficientes para suplir la avalancha de necesidades que tiene el país.

Lo cierto es que este nuevo endurecimiento de las restricciones financieras internacionales sí afecta a la Economía del país. Pero insisto, aunque no existieses las restricciones, sanciones o bloqueos, la situación del país no sería diferente a la que se vive hoy, con la industria petrolera en sus mínimos históricos de producción (desde hace 10 años aproximadamente, mucho antes de las sanciones), con reservas internacionales en punto crítico (de igual forma mucho antes de las sanciones), y con un sector empresarial, producción y comercio, perseguido, asediado, culpado por “conspiración” y satanizado desde el punto de vista ideológico (pues era de esperarse que muchas empresas cerraran, quebraran o existan en la clandestinidad de la informalidad para no salir del país). 

¿Las sanciones afectan? Sí, como Economista responsablemente lo afirmo, pero de igual forma afirmo que NO son la causa de los problemas Económicos del país, ya que los mismos comenzaron en el año 2003 – 2004 como una enfermedad silenciosa, hoy los vemos en su fase más agresiva, la terminal.

Sí puede generarse un efecto colateral social importante. Cuál, cómo, y cuándo es difícil afirmarlo en este momento,

Por ahora las calles que recorro todos los días, me indican que las personas aspiran un cambio real, sin violencia, y castigando con justicia democrática a los responsables reales y directos de la lamentable situación que vive el país.