Actualmente se produce información con un ritmo exponencial, que se genera en diversas fuentes.  En el año 2012, según Alec Ross, autor del libro Industrias del Futuro, estima que en un par de días se produce más información que el equivalente a todo lo producido por la humanidad desde la época de las cavernas hasta el 2003.

Es muy posible, que los “Smart phones” que utilizamos diariamente sean más poderosos de lo que era todo el programa Apolo de la NASA, en los años 60, que llevó al hombre a la luna. La cuarta revolución tiene que ver con el uso de tecnología y todas las implicaciones que tienen en la sociedad.

Los cambios tecnológicos tendrán, de hecho ya están teniendo, enormes implicaciones para todos los países. Algunos expertos, como el fundador de Alibaba, consideran con los robots debería desarrollar actividades que las personas no pueden hacer ya que el desplazamiento de mano de obra por robots podría generar graves problemas sociales. Se imaginan ¿qué implicaciones podría tener la impresión 3D en la industria textil o de alimentos en la región o los trabajos que podrían ser llevados a cabo por robots?

Diversos estudios del Foro Económico Mundial analizan las potenciales implicaciones globales, por ejemplo, se estima que la mitad de los trabajos podría ser automatizada al 2055; que el 65% de los niños que están cursando la primaria se desempeñarán en empleos que aún no existen. Hay investigaciones que analizan posible escenarios futuros para la región. Mattar menciona que el papel que tiene América Latina y el Caribe en el escenario mundial se resume en el escenario Ni-Ni-Ni-Ni, ya que no figura: ni como actor que pueda incidir en su futuro, ni como observador de las macrotendencias globales, ni como región estratégica para actores mundiales “clave”, ni como preocupación para dichos actores. De allí la importancia de desarrollar análisis considerando los efectos de la 4ta revolución industrial.

Para el presente análisis se toma como referencia central el “White paper” del Foro Económico Mundial, que permite analizar qué tan preparados están los países para enfrentar la 4ta revolución industrial (4ta RI). Las sociedades enfrentan un conjunto de incertidumbres, sobre el futuro de la producción y acerca de la mejor manera de responder y aprovechar las tecnologías emergentes.  El objetivo de es dotar, a nivel de país, una visión integral y de las “palancas clave” (factores e instituciones) necesarias para transformar los sistemas de producción, a la luz de las tecnologías relacionadas con la 4ta RI, que se refieren a elementos como: el internet de las cosas, la inteligencia artificial, realidad virtual, robótica e impresión en 3D.

La metodología de narras analiza la estructura de producción y consumo, así como el efecto de cinco factores identificados como facilitadores del cambio: i) innovación y tecnología; ii) capital humano y habilidades; iii) regulación y gobernanza; iv) recursos naturales y sostenibilidad; v) economía global, comercio e inversión. En este caso, se tomará como variable proxy de los “drivers” el Índice de Competitividad Global (ICG) que considera varios pilares (instituciones, infraestructura, eficiencia del gobierno, ambiento macroeconómico, educación, eficiencia de mercado de bienes y trabajo, desarrollo del mercado financiero, tecnología, innovación, tamaño de mercado, sofisticación del mercado),  para su construcción y se calcula anualmente. A mayor nivel en el índice más competitividad de los países, en 2017 la media de América Latina fue de 3,42, frente al 4,41 de Europa y 4,36 de Asia.

Para la estructura de la economía se considera el Índice de Complejidad Económica (ECI, por sus siglas en inglés) que mide la intensidad de conocimiento considerando los productos que la economía vende al mundo, para lo cual se utiliza información del Atlas de Complejidad Económica de la Universidad Harvard. La complejidad en la estructura de una economía está asociada con su nivel de desarrollo.

Fuente: The Atlas of Economic Complexity – Harvard University

Existen matices a la hora de analizar la situación de cada país, aquellos con menor desarrollo de su economía en cuanto a su complejidad y con menor competitividad son Venezuela, Ecuador y Nicaragua. Al otro extremo aquellos con economías más complejas y competitivas con México, Costa Rica, Uruguay y Brasil. Todas las economías responden a una lógica de “seguidores” de los cambios mundiales y de la 4ta revolución industrial.

Las transformaciones se están dando, depende de todos impulsar iniciativas público privadas para mejorar la situación y la preparación de las economías de la región para poder aprovechar las oportunidades y los desafíos de la 4ta revolución industrial.

Leer: ¿Cómo capacitarnos para la Cuarta Revolución Industrial?