Siguiendo un poco a artículos como “¿Cómo saldremos de la catástrofe?” de Osmer Castillo o “La reconstrucción de Venezuela: Una mirada desde la economía de la felicidad” de Marisela Cuevas, quiero traer a la palestra algo que no he leído en muchos artículos y que tampoco he escuchado a los políticos ofrecer soluciones concretas y es que en Venezuela estamos viviendo una trampa de pobreza y en ese sentido ¿Qué medidas podrían tomarse para solucionarla?

Es cierto que estamos atravesando una de las peores crisis económicas de la historia contemporánea de Venezuela, pero es que el problema del país no solo es una crisis económica y social, sino que esta se ve empeorada por una trampa de pobreza. Además de esto, Venezuela se encuentra entre los países más inseguros para invertir, entre los países más corruptos y muchos lo catalogan como un estado frágil o incluso un estado fallido.

¿Qué es una trampa de pobreza?

Una trampa de pobreza es una situación que se da cuando un país pobre persiste en este estado sin conseguir salir de ella durante mucho tiempo, porque no consigue desarrollar estructuras que le permitan crecer a nivel económico, social y cultural, debido principalmente, a la ausencia de ahorro que permita realizar inversiones productivas en su economía.

Existen muchos factores que influyen en las trampas de pobreza, producto de inestabilidades políticas y económicas, producto de la corrupción, dictaduras, guerras, etc. En este sentido, el concepto alude precisamente a que, producto de esas dificultades se presentan situaciones de baja o nula movilidad socioeconómica.

En el caso de Venezuela se da el caso donde la movilidad socioeconómica es, por así decirlo, hacia abajo; pues hay cada día más pobres y la pobreza extrema, según la Encuesta de Condiciones de Vida (ENCOVI), se ubicó en 61,2% para 2017.

La ausencia de políticas gubernamentales serias y responsables -tanto económicas como sociales-, que permitan que las personas en estado de pobreza puedan acceder a servicios de calidad, créditos parar financiar inversiones; así como la persistencia de la precariedad laboral y el trabajo informal, solo hace más difícil que los pobres dejen de serlo. Esto acarrea un sinfín de problemas que pueden determinar el futuro de, al menos, los próximos 15 años en el país en materia de salud, educación y de inseguridad lo que vaticina un panorama donde se hace casi imposible que las personas que hoy son pobres puedan insertarse laboralmente al aparato productivo del país en condiciones óptimas -y sumado a esto tenemos que ese aparato productivo está cada vez más reducido por las políticas del gobierno-.

¿Qué tipo de medidas necesitamos para salir de esta trampa?

La respuesta es todo menos sencilla. Obviamente un país como Venezuela tiene futuro, pero en la situación actual no podemos aplicar cualquier tipo de política de shock para solucionar el problema económico, ya que esto podría empeorar la crisis que viven las personas en pobreza extrema.

Sin embargo, la solución a lo que atravesamos hoy debe pasar necesariamente por una serie de reformas acompañadas de asistencia técnica de organismos como el Banco Mundial o CAF -El Banco de Desarrollo de América Latina-.

Estas reformas deberían incluir, pero no limitarse a:

  • Reformulación de las políticas fiscales y monetarias para solucionar la hiperinflación.
  • Reforma Institucional profunda para llevar al país a una sociedad de mercado con una economía no estatista, un gobierno descentralizado y transparente.
  • Implementación de políticas para reconstruir el tejido social, que incluya políticas para paliar los efectos de las medidas económicas asociadas al punto anterior en los más pobres.
  • Medidas que incentiven y promuevan el emprendimiento, la formalidad laboral y el respeto por la propiedad privada -física e intelectual-.
  • Entre otros.

Comentarios finales

Debemos entender la importancia de elevar el debate económico y traer a la luz temas que deben tomarse en cuenta a la hora de tomar medidas para solventar la crisis, pues muchas veces cuando algunos economistas hacen propuestas -que serán lo mejor para el país en el largo plazo- pasan por alto las necesidades -de corto y mediano plazo- de un gran grupo de venezolanos quienes, en el marco de un plan de ajuste macroeconómico, se verían más afectados y en peores penurias a las que hoy viven.

El crecimiento es importante, pero por si solo es incapaz de generar bienestar, estabilidad y reducir las desigualdades sociales y es por esta razón que Venezuela necesita un cambio y un plan para lograrlo.