En los últimos días, Venezuela está viendo cómo la crisis política, económica y social se exacerba aceleradamente. Las negociaciones entre oposición y gobierno, los discursos oficialistas, las diferencias dentro de la MUD, la instalación de la Asamblea Nacional Constituyente, las sanciones y pronunciamientos por parte de la comunidad internacional, entre otros, generan un estado de incertidumbre que invade a todos los ciudadanos con respecto al futuro del país.

Generalmente, una crisis política tiene repercusiones negativas sobre la sociedad a través de la economía, y Venezuela no es la excepción. Las políticas económicas resaltantes del gobierno a lo largo de los últimos 18 años se han caracterizado en expropiaciones, aumento de la masa monetaria y los controles cambiarios y de precios. Ninguna de estas políticas ha tenido un impacto positivo sobre la economía. El PIB y las importaciones de bienes y de materias primas –necesarias para la producción– han disminuido en un 18% y 59% en el 2016, respectivamente, mientras que la inflación ha aumentado drásticamente (de 27,1% en 2009 a 720% a finales del 2017) empujando la tasa de cambio al alza.

Este último fenómeno, se conoce como espiral inflación-depreciación, y se retroalimenta velozmente, sobre todo si no hay cambios positivos significativos en los ámbitos político y económico, y que estos cambios se reflejen en las expectativas de los ciudadanos. Una causa fundamental de este fenómeno, aparte de los fundamentos económicos, es la reciente incertidumbre. Luego de la instalación de la ANC, se puede esperar una radicalización del chavismo para mantener el poder, sin importar el costo que signifique, y el mercado no avista ninguna solución a la crisis a través de esta radicalización.

Cuando el precio del dólar aumenta, se necesitan más bolívares para importar, lo que directamente se refleja en un aumento del precio de los productos generando inflación. La inflación, a su vez, incentiva a las personas a recurrir a una moneda fuerte que preserve valor a lo largo del tiempo, aumentando la demanda de moneda extranjera y disminuyendo la de moneda nacional. Por ende, el bolívar pierde valor con respecto al dólar. A falta de mecanismos para revertir este efecto, este círculo vicioso se repetirá cada vez más rápidamente a través del tiempo. Si tomamos el precio del dólar paralelo de la base de datos de DolarToday, desde el día 01/04/2017 hasta el 30/07/2017 (el día de la ANC), el dólar habría aumentado en un 174%. Por otra parte, desde el día siguiente a las elecciones de la ANC, el 31/07/2017, al 05/08/2017, el mismo ha aumentado en un 70%. Hay que tomar en cuenta que el primer período fue de tres meses mientras que el segundo fue de cinco días.

¿Por qué el precio del dólar ha aumentado tan drásticamente en los últimos días?

Varios factores juegan un papel importante, entre los cuales cabe destacar cuatro de ellos. El primero, la instalación de la ANC, la cual carece de confianza a la hora de combatir los desequilibrios económicos y por ende, las personas se refugian en una moneda más fuerte, aumentando su precio. En segundo lugar, las diferencias que se hacen públicas dentro de la MUD se traducen en que los opositores vean a sus líderes más debilitados y con menos capacidad de respuesta. Las expectativas sobre un cambio económico y político sustancial se desploman, alimentando el aumento de la tasa de cambio. Tercero, las sanciones por parte de la comunidad internacional, que amenazan las importaciones, aumentan la incertidumbre, lo que traerá como consecuencia una disminución de la oferta de productos y un aumento de los precios. Las personas para hacer frente a este posible efecto, buscan cambiar sus ahorros en moneda nacional por moneda internacional como pueden. Y el cuarto factor, se debe al efecto que tiene la depreciación de hoy sobre la depreciación de mañana. Si una persona ve que en 5 días la tasa de cambio aumenta en un 70%, podrá esperarse que en los próximos 5 días aumentará aún más, viendo dentro de esta falla de mercado, una oportunidad para poder afrontar en cierto modo los desequilibrios futuros.

De no tomar medidas sensatas necesarias para corregir el rumbo de la economía, Venezuela está al borde de la hiperinflación, que si bien no es imposible, se hace cada vez más difícil de revertir.