Desde mediados del 2016 Venezuela sufre una innegable escasez de efectivo, lo cual ha generado distorsiones graves en los medios de pagos utilizados, impactando de forma más fuerte al ciudadano no bancarizado, que se estima que aún abarca un 30% de la población económicamente activa.

Es común escuchar las quejas y vicisitudes de la gente que no se explica por qué al ir al banco, no puede retirar el efectivo requerido, o por qué debe pasar horas en la cola de un cajero automático que en promedio, puede dispensarle Bs. 10.000, dinero que quizás solo le alcance para pagar el transporte público para regresar a su hogar. Sin entrar en el análisis moralista que puede estar implícito, debe quedar claro que el efectivo en Venezuela se convirtió en un bien escaso, por tanto se manifiestan las  consecuencias propias de esta situación, como: Mercado negro de venta de efectivo, especulación y usura.

Es un hecho paradójico que hoy, un billete tenga un valor real por encima del 150% sobre su valor nominal; hay sitios, sobre todo en los estados fronterizos del país, donde usted puede llevar Bs. 1.000.000 en efectivo y recibir por transferencia Bs. 2.500.000, hecho que estimula la práctica de precios diferenciados para un mismo bien o servicio, por ejemplo, un cartón de huevos pagado por transferencia o punto de venta cuesta el doble de lo que se paga cuando se compra con efectivo.

Ante esta situación las personas se preguntan ¿Quién es el responsable? Y el gobierno de forma muy ágil a través de su muy bien estructurada propaganda comunicacional, hace lo que mejor sabe hacer en todos los ámbitos: eludir su responsabilidad y comenzar a distribuir culpas en terceros, así como en el tema eléctrico es la iguana imperialista la que causa estragos en la red eléctrica del país, en esta materia de la escasez de los billetes, los culpables son: los empleados bancarios, los comerciantes inescrupulosos, los bachaqueros y la mafia de Cúcuta.

Es por ello que es de vital importancia política que al ciudadano común se le explique las causas de esta situación, cuya responsabilidad es exclusiva de las personas que ocupan el Poder Ejecutivo Nacional y el Banco Central de Venezuela (BCV); son esos funcionarios (que por cierto no funcionan), los culpables que usted vaya al banco y no consiga el efectivo, no el cajero o el gerente que lo atiende.

Nelson Merentes / Ricardo Sanguino

Son esos funcionarios que han estado en el directorio del BCV, quienes han impulsado una deficiente administración de política monetaria y desde el 2005 han dejado de cumplir con su papel, establecido claramente en los Artículos 318 al 321 de la Constitución, los cuales se pueden resumir en dos grandes objetivos: i) estabilidad de precios y ii) la preservación interna y externa de la unidad monetaria. Fue a partir de ese año que a través de diferentes reformas a la Ley del Banco Central, este organismo  se convirtió en un ente que se subordina a las directrices del ejecutivo nacional, financiando el déficit público, generado entonces, una espiral inflacionaria  que ha destruido el sistema de precios y por tanto los medios de pago.

Es el BCV y no los bancos comerciales, quien desde 1939 tiene la potestad de emitir los billetes y monedas y a pesar de estar consciente de la alta inflación generada por su incompetencia, no ha generado de forma oportuna y suficiente las denominaciones que vayan acorde con el nivel de precios y que permita el normal funcionamiento de la economía. Solo fue que a partir del 2016 que de forma abrupta,  improvisada e ineficiente, inicio con esta actualización, no sin antes aplicar conjuntamente con el Ejecutivo nacional una medida irresponsable de desmonetizar los billetes de Bs 100 bajo la excusa de “atacar a las mafias”, hecho que generó muertos y saqueos en varios estados del país.

El billete de mayor denominación emitido ese año fue el de Bs. 20.000 y posteriormente, en diciembre 2017 el BCV emite el billete de Bs. 100.000, que al día de hoy marzo 2018, ha perdido el 70% de su valor, por lo que nuevamente se hace necesaria le emisión de nuevas denominaciones: Bs. 50.000, 200.000, 500.000 y 1.000.000; sin embargo, no se visualiza ni la disposición política, ni la capacidad técnica para hacerlo. Es decir, que la situación continúa siendo crítica y dado a los niveles en los incrementos de precios (superiores al 80% mensual), se volverá más aguda.

Para que tenga una referencia sobre el impacto de la inflación, vaya conmigo a diciembre 2016. Con el billete de Bs. 20.000, usted podía comprar en el mercado de Guaicaipuro en Caracas, 5Kg de queso blanco. Si usted va hoy, necesitaría 30 billetes de Bs. 20.000 o 6 billetes de Bs. 100.000 para comprar solo 1kg, en síntesis, usted requiere más billetes para comprar menos bienes.

Es el BCV quien continúa incrementando la liquidez de forma desmesurada, solo en febrero 2018, ésta aumentó un 34%, mientras que los billetes y monedas en circulación se incrementaron solo un 10%. La consecuencia de ello se puede apreciar mediante el ratio: Efectivo en Poder del Público/Liquidez Monetaria, ese indicador está actualmente en 3,19% cuando el promedio desde 1997 a 2012 fue del 12%.

Fuente: BCV

Para explicar este punto de forma más clara, imagínese que todo su dinero disponible son Bs. 100, y usted no tiene todo ese dinero en efectivo, ya que normalmente puede operar con Bs. 12 en su billetera, lo cual es suficiente para pagar el transporte, comprarse un café o bien para pagar un bien de costo menor, el resto de su dinero Bs. 88, lo mantiene en el banco. Pues bien, imagínese que ahora usted solo puede contar con Bs. 3 en efectivo, lo que significa que tendría una falta de billetes y monedas del 75%. Justamente así se encuentra el mercado monetario, sencillamente no hay billetes que soporten las operaciones diarias y necesarias en efectivo.

Para el 9 de marzo 2018, el efectivo reportado por las instituciones financieras fue Bs. 739.523.310 (en Miles de Bs.), equivalente al 7,23% del total de billetes y monedas puestos en circulación, lo normal o según la data histórica, la proporción debería estar en 80% en manos del público y 20% en poder de la banca. Adicionalmente si hacemos el mismo ejercicio y tomamos todo el efectivo con el que cuentan los bancos en sus bóvedas y lo dividimos por las captaciones del público, este indicador está en 0,45%, cuando lo normal es que esté aproximadamente en 3%.  Es decir, las instituciones financieras no cuentan con el efectivo suficiente para atender las demandas de efectivo del público, esto porque el BCV no despacha las remesas (dinero enviado del BCV a los bancos) y porque el efectivo no está retornando a los bancos. Actualmente por cada Bs. 10.000 que se paga por taquilla, solo retorna en calidad de depósitos en efectivo Bs. 3.000, esta última situación del no retorno del efectivo es generado principalmente por un tema de expectativas, ya que ningún agente económico racional, va a depositar Bs. 100.000 para solo poder retirar en días posteriores Bs. 10.000.

Es por esta razón que los bancos se han visto obligados a reducir los pagos por para poder atender a todos los clientes y usuarios. Si no fuese por esa medida, hace rato no habría ni Bs. 10 en efectivo en las bóvedas de las instituciones financieras.

En resumen, mientras tengamos un gobierno incapaz y un Banco Central que no cumpla con su función, el problema de la inflación, reflejada en una de sus aristas con la escasez del efectivo, seguirá siendo un dolor de cabeza para el ciudadano. Por eso lo importante que en un futuro cercano, la solución debe partir por la recuperación de la institucionalidad del BCV, para iniciar las grandes reformas que necesita nuestra economía.