¿Qué percepción que tiene la sociedad actual sobre la pobreza? El Diccionario de la Real Academia Española define así el término pobre: “Necesitado, que no tiene lo necesario para vivir. Escaso, insuficiente, humilde, de poco valor o entidad. Infeliz, desdichado y triste. Mendigo, paupérrimo”, así mismo, pobreza la define como: “Cualidad de pobre, falta, escasez. Dejación voluntaria de lo que se posee, y de todo lo que el amor propio puede juzgar necesario”. Podemos hacer uso de este término en el ámbito económico, mental, espiritual y siempre nos llevará al mismo significado: Vacío, falta de algo físico o inmaterial pero necesario para el individuo o la sociedad que lo desea.

Sin embargo esta falta, vacío o escasez se determina como tal según la escala de valores y principios que tenga determinado individuo o sociedad, es decir, un individuo A se siente pobre debido a que no posee un teléfono inteligente de última generación, pero para el individuo B esto solo es algo efímero y no se encuentra en su rango de necesidades. Igualmente para las sociedades que funcionan como un engranaje, las escalas de valores y principios inculcadas en los hogares, reforzadas por sistemas educativos y la interconexión con el medio que lo rodea determinan las necesidades que sus individuos desean satisfacer.

Nos encontramos con una palabra clave ligada a la pobreza, necesidad. Te sientes pobre porque tienes un vacío al no poder satisfacer una necesidad. Así lo definió Adan Smith en el año 1.776 en su obra “Investigación sobre la naturaleza y las causas de las naciones” donde indica que “las necesidades humanas son siempre crecientes y los recursos escasos”. Quiere decir que siempre estaremos insatisfechos, siempre querremos más, siempre seguirán creciendo nuestras necesidades y siempre tendremos recursos limitados. Hasta cierto punto esta insatisfacción de la humanidad nos ha llevado a conseguir grandes avances tecnológicos que mejoran nuestro estilo de vida, pero en algún punto esa insatisfacción se corrompe y se traslada a necesidades efímeras, esto es una consecuencia de la degradación de los valores y principios en la sociedad contemporánea.

Si hacemos una reflexión comparativa sobre las ventajas y virtudes de la sociedad venezolana cotejándola con otras dos sociedades desarrolladas en varios aspectos como lo son la sociedad japonesa y suiza o helvética. Es interesante destacar el desarrollo que ha tenido Japón a través de la historia contemporánea, una cultura milenaria basada en el respeto y la disciplina, a pesar de ser geográficamente pequeño con 377.835 km2 básicamente un conglomerado de islas sobrepobladas de 126 millones de habitantes en 2015 (Venezuela ronda los 30 millones), no tienen capacidad física para extensiones agrícolas, sin embargo han hecho uso de sus desventajas; como dije anteriormente su cultura se basa en la disciplina y el honor, esto me hace pensar en aquellos guerreros samuráis que dedicaban su vida entera a mejorar y perfeccionar todo los aspectos de su vida, bien sea en la guerra o en el quehacer cotidiano, y no titubeaban al momento de practicar el hara-kiri “corte de vientre” para salvar su honor. De igual manera en la actualidad la sociedad japonesa se caracteriza por exigirse a sí mismos su máximo potencial, con valores y principios basados en el honor y buenas costumbres. Es sorprendente ver como un país tan pequeño y el único en ser destruido por dos bombas atómicas puede ahora ser referencia en el ámbito tecnológico, informático, robótico y de biomedicina. Se puede decir que su valor agregado, su producto de exportación es su disciplina y su búsqueda de la excelencia.

El otro ejemplo es la República Helvética de Suiza, aún más pequeña que Japón (41.285Km2) es referencia mundial en los aspectos financieros, bancarios, seguros, sin dejar de lado su chocolate, quesos y relojes. ¿Quién no conoce Zúrich Seguros? ¿El tratado de Basilea? ¿Toblerone? ¿Gouda? ¿Swatch? Suiza Al igual que Japón tuvo que destacar y hacerse símbolo de excelencia en el mundo debido a su poco espacio físico, poca población y por ende, poca producción, es decir, si vamos a producir poco al menos hagámoslo el mejor del mundo. Hoy en día es Suiza en sinónimo de estabilidad y seguridad de los inversionistas y banqueros.

Casos como el de Suiza y Japón pueden verse en otros países donde usaron sus desventajas y las convirtieron en ventajas haciéndose punto de referencia en el mundo. Los buques griegos, la cerveza alemana, etc. Al otro lado de estas sociedades prósperas y desarrolladas se encuentran otras más favorecidas geográficamente como la venezolana, y la gran mayoría de Latinoamérica; pero enfocándonos en Venezuela, una nación donde se tienen bastas extensiones de terrenos fértiles para el cultivo, páramos, selvas, llanos, playas, desiertos, sin dejar de lado la gran diversidad en flora y fauna; no se tienen las iniciativas para mejorar la vida de sus cohabitantes.

Razones hay muchas: políticas, sociales, históricas; pero la intención es hacer conciencia en la necesidad de cambiar de paradigma, de mejorar desde adentro todos y cada uno de nosotros, plantear nuevos esquemas de enseñanza más eficaces, construir una sociedad más crítica y más exigente consigo misma. A través del tiempo nos han inoculado este veneno del populismo para ganar votos y así llegar al poder, el poder va y viene, los gobernantes van y vienen, el conformismo queda, la miseria mental queda; está claro que se deben hacer muchos cambios aguas arriba con políticas coherentes y sustentables no para un dirigente, no para un partido político, no para una ideología, sino para toda la colectividad. Inversiones acertadas en educación, salud, servicios públicos que satisfagan las necesidades. Y aguas abajo con nuestra labor diaria, ese papelito que lanzas por la ventana, esa luz que dejaste encendida y no usas, ese semáforo que pasaste en rojo, ese asiento que no le cediste al anciano. Son solo ejemplos de lo que hay que aplicar y enseñar a nuestros familiares y vecinos.

En conclusión la pobreza es una actitud, un chip insertado en el CPU de nuestra sociedad el cual debe ser eliminado en la mente para luego ver el fruto en lo material. En Venezuela muchos acusan al petróleo de ser una maldición, el excremento del diablo, etc. Otros lo ven como una bendición de la naturaleza, el boleto al desarrollo. Pero ninguna de ambas visiones ha sabido aprovechar este recurso natural “NO RENOVABLE”. Estamos a tiempo de sacar provecho de los “commodities” de cada nación: con inteligencia, raciocinio, sabiduría y con buena fe. El mayor valor agregado que podemos dar a la producción del país es la excelencia pero como decía Aristóteles “Somos lo que hacemos día a día, de modo que la excelencia no es un acto, sino un hábito”