No es un debate nuevo. Tenemos tiempo escuchando opiniones de algunos políticos y expertos que en algún momento han argumentado que la ley actual permite el funcionamiento adecuado de la industria. Sin embargo, en la medida en que la situación de la industria se deteriora y se hunde en un hueco cada vez más profundo, no tengo dudas de que, para reactivar a la industria y atraer inversión, necesitamos con urgencia una nueva Ley Orgánica de Hidrocarburos (NLOH). El anuncio de Juan Guaidó acerca de una NLOH en el foro sobre energía y petróleo celebrado hace algunas semanas en el IESA ha sido una bocanada de aire fresco en este sentido.

En el 2002, el gobierno de Chávez creó una Ley Orgánica de Hidrocarburos (LOH) que requería que el Estado, por ejemplo a través de PDVSA, tuviese una participación accionaria de más de 50% en las empresas mixtas petroleras. Eso quiere decir que al menos un 50% de toda la inversión requerida tendría que proceder de PDVSA y el resto de su socio privado. Adicionalmente, aplicaba una tasa de regalías de 30% y un Impuesto Sobre La Renta (ISLR) de 50%, ambos muy por encima de los impuestos que aplican otros países petroleros como Brasil y México, resultando en un marco fiscal rígido y poco competitivo para atraer inversión en el sector. Después de dos décadas de politización y corrupción, PDVSA está quebrada, se ha reducido drásticamente la inversión en la industria y el país produce menos de 1 millón de barriles diarios que contrastan con 3.5 millones en 1998. Es por esto que necesitamos con urgencia una NLOH, cuyo objetivo sea maximizar la producción de hidrocarburos lo más rápido posible a través del rescate de PDVSA y la atracción de inversión privada nacional e internacional.

Pero hay que ir mas allá. ¿Qué no debe cambiar en la NLOH y qué sí?

1. La NLOH no es la privatización de PDVSA, PDVSA seguirá siendo 100% propiedad de la República.

2. La NLOH no es la privatización de los recursos petroleros y gasíferos en el subsuelo Venezolano, los recursos petroleros y gasíferos van a seguir siendo de la República.

3. La NLOH no es una entrega de la industria petrolera, todo lo contrario, busca rescatar a una PDVSA quebrada, redimensionar su foco y hacerla más transparente, además de atraer inversión nacional e internacional para ayudar a reactivar la industria petrolera nacional.

La pregunta más importante es ¿qué sí debería ser la NLOH?

1. La NLOH sí debe dar flexibilidad a PDVSA para decidir en qué proyectos invertir y en cuáles no. Deslastrar a PDVSA de proyectos en los que no invertiría estando gobernada por criterios operacionales, comerciales y financieros generalmente aceptados es una de las razones principales de la NLOH. Obligar a PDVSA a seguir una política desviada de estos criterios estuvo en el centro del fracaso y quiebra de la empresa en los últimos 20 años. Estas ineficiencias generaron a su vez el mayor esquema de corrupción que alguna petrolera estatal haya sufrido. El reenfoque de la actividad de PDVSA a los proyectos más valiosos de su portafolio también la transformará en un ente más fácil de auditar de manera permanente.

2. La NLOH sí debe aumentar la competitividad y flexibilidad del marco fiscal, por ejemplo estableciendo una fórmula de regalía que se adapte a diferentes proyectos y creando incentivos fiscales para crudos extra pesados, no convencionales, campos maduros y aprovechamiento de gas asociado, todo con el fin de atraer inversión nacional y extranjera. Esto nos equipararía a otros países petroleros de la región como Brasil y México. Por una parte, Brasil tiene hoy por hoy tres tasas de regalías diferentes para campos del presal, concesiones (campos situados fuera del presal) y campos marginales. México, por su lado, tiene una tasa de regalía que se adapta a los precios del petróleo y es distinta para cada tipo de hidrocarburos (crudo, condensados, gas asociado y gas no asociado). En este sentido, la actual LOH venezolana es tan poco competitiva que su tasa de regalía (30%) es el doble que la tasa de regalía más alta en Brasil que se aplica a sus campos más valiosos (15% para campos del presal). El nivel de regalía de México solo alcanzaría la tasa de regalía de 30% cuando los precios del crudo ronden los US$200 por barril. A niveles de precios actuales, la tasa de regalía de crudo en México ronda el 10%. ¿Por qué esto es importante? Porque Brasil y México atraerán más de dos tercios de toda la inversión petrolera en exploración y producción en Latino América en los próximos 5 años. Esto nos da una idea de lo competitivo del mercado en nuestra región y lo crítico que es para nosotros hacer cambios urgentes. Adaptarnos y competir o seguir iguales y en consecuencia irrelevantes, ésa es la decisión que se debe tomar. Yo me decanto por la primera.

3. La NLOH sí debe crear condiciones para competir de forma abierta y transparente al crear la Agencia Venezolana de Hidrocarburos (AVH) –basándose en el éxito de agencias reguladoras independientes similares en Colombia, Brasil y México– para implementar la política petrolera y fiscalizar el cumplimiento de leyes, reglamentos y compromisos por parte de las empresas petroleras, incluyendo a PDVSA. Una de sus misiones más importantes será la de ejecutar rondas regulares de licitación petroleras y gasíferas como primer paso para atraer inversión nacional y extranjera. Algo muy importante de tomar en cuenta es que las eficiencias producidas en la fiscalización y recaudación de regalías, ISLR y otros mecanismos fiscales establecidos por un órgano especializado como la AVEH, sumados a controles avanzados en el cumplimiento de planes de trabajo y seguridad y medio ambiente en operaciones petroleras, por ejemplo, no solo contrarrestarían los efectos de tener un Government Take más competitivo, sino que incrementaría los pagos que recibiría la nación por concepto de tributos petroleros.

4. La NLOH sí debe legislar el rescate de PDVSA a través de un plan para diagnosticar el estado de la empresa, reenfocarla en actividades medulares de petróleo y gas y darle opciones en la disposición de su participación accionaria en empresas mixtas o proyectos petroleros y gasíferos donde no quiera participar para así recapitalizarse, dejando el camino abierto para que empresas privadas nacionales y extranjeras inviertan. Igualmente, la NLOH debe contener un marco contractual y regulatorio para que las inversiones y operaciones de PDVSA sean más auditables y transparentes –al igual que cualquier otra empresa petrolera–. Esto va a permitir el rediseño de los procesos y políticas de contratación internos de PDVSA para evitar que sus recursos sirvan al pago de corrupción.

5. La NLOH sí debe proveer protecciones y garantías a inversionistas que desalienten a un Estado hambriento en un futuro ciclo de prosperidad de nacionalizar o cambiar las condiciones de juego. Sin esto será cuesta arriba atraer inversionistas.

La historia de expropiaciones e inestabilidad de las inversiones de nuestro país es muy rica, pero en los últimos 20 años la inestabilidad de las condiciones y expropiaciones aumentó a niveles nunca antes vistos, siendo uno de los factores de la quiebra del país. Recuperar la confianza de los inversionistas que nos ayuden a levantar a la industria será un largo camino donde no se pueden cometer errores. Los planificadores de tales políticas deben buscar un balance entre dejar dinero sobre la mesa o tener rondas de licitación desiertas –ambas cosas en detrimento de las finanzas nacionales– en medio de una crisis de credibilidad sin precedentes. Estabilidad es la clave del juego. Como experiencia reveladora durante un evento petrolero del año pasado en donde asistí se hizo una encuesta virtual en tiempo real en la plenaria del evento. La encuesta pidió a los asistentes identificar el elemento más importante para las petroleras internacionales en el momento de tomar una decisión de inversión en exploración y producción en un determinado país. El 51% de los asistentes respondieron que la estabilidad del contrato a través de una cláusula de estabilidad, el 21% el poder de control de las inversiones y el 18% acceso a arbitraje internacional, apenas el 10% votó a favor de cuestiones como contenido local y state-carry o financiación del Estado. En este evento el grueso de los 500 asistentes fueron altos ejecutivos en las áreas de desarrollo de negocios y jurídico de virtualmente todas las grandes y medianas petroleras del mundo. Es decir, las personas que toman decisiones.

El impacto de una NLOH será inmediato. Sería una señal clara de cambio y traería a Venezuela de nuevo al mapa energético mundial, del cual hemos estado ausentes por más de una década. El verdadero impacto, medido en aumento de producción, tardará un poco más. Asumiendo un aumento interanual de 200 mil barriles diarios –el más alto en nuestra historia petrolera– en 10 años podríamos regresar a los niveles de producción de los 90.

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