La lógica parece predecir que si un país goza de abundancia de recursos naturales, el mismo debería mostrar niveles altos de desarrollo. Mas por contra-intuitivo que parezca, el desempeño de una gran cantidad de países abundantes en recursos naturales no soportan esta hipótesis.

Destaca que varios países de la OPEP (como Nigeria o Venezuela) respaldan esta afirmación pero también es de aclarar, tal como lo hace Auty (2001) en su libro Resource Abundance and Economic Development que la presencia de recursos naturales no predestina a un país a esta situación (Noruega es un ejemplo claro de esto). El problema radica entonces en la decisión económica del uso de los ingresos por extracción y comercialización del recurso natural.

Ver: de Rica a Pobre La trágica historia económica de Venezuela

Una posible explicación al pobre desempeño económico de países abundantes en recursos naturales es que los mismos tienden a sufrir distorsiones dado las ganancias de bienestar que ofrecen los recursos naturales a los ciudadanos (considerando claro una participación significativa del gobierno con la actividad referente al recurso natural). Si el país entonces experimenta un incremento de los precios del recurso natural que ofrece, dado una cantidad fija que extrae, la nación se verá beneficiada por un incremento de sus ingresos.

El incremento de los ingresos permitirá que el gobierno se bandee entre un set de gastos públicos más agresivos que los que llevaba anteriormente (si el gobierno así lo decide). En este caso nos enfocaremos en dos efectos de esta situación: El primero que tiene que ver con el beneficio que los ciudadanos perciben en el momento “t” con el nuevo set de políticas, y el segundo que tiene que ver con la probabilidad que tiene el gobierno de ser reelegido con un set de políticas más agresivas con respecto a las ofrecidas anteriormente.

En la primera situación, donde los ciudadanos perciben una ganancia por un set de políticas públicas mucho más agresivo, se genera una disminución de la participación del sector privado en la economía. Esto ya que las políticas expansivas del gobierno son percibidas por los ciudadanos como una externalidad positiva. Esto quiere decir que los ciudadanos se benefician de la nueva oferta de políticas públicas que ofrecen los gobernantes (como por ejemplo servicio eléctrico a menor precio, mayor asistencia de salud pública o subsidio de alimentos) lo que lleva a los ciudadanos a disminuir la cantidad de trabajo que ofrecen. Lo anterior ocurre porque en esta situación los ciudadanos tienen que trabajar menos para conseguir la misma o quizás una mayor cesta de bienes y servicios que lo que hubiesen tenido que trabajar anteriormente para adquirir esta cesta. En este caso se percibe entonces un incremento de la participación del estado en la economía (con una disminución de la participación del sector privador en la economía) que acompaña menores cantidades de empleo ofrecido.

La segunda situación tiene que ver con el efecto del aumento del gasto público en los índices de popularidad de las siguientes elecciones. Esto debido a que los ciudadanos adquieren un mayor bienestar con las nuevas políticas públicas que hacen más atractivo al partido gobernante. En este caso, destaca que el incremento de los ingresos de la nación aumentan las posibilidades de esta de adquisición de deuda, ya que el flujo de caja positivo lo hace más atractivo en los mercados internacionales. En este caso el gobierno puede hacer uso de la deuda como una variable estratégica, donde aumenta su probabilidad de reelección con un set mucho más agresivo de políticas públicas (financiado ahora también por los fondos obtenidos de la deuda) que lo hace más popular y en el caso de perder las elecciones debilita al partido contrario que debe pagar la deuda durante su mandato.

El verdadero problema se presenta cuando los precios del recurso natural disminuyen luego de la situación antes presentada, en este caso la economía se encuentra en un declive donde los beneficios que los habitantes percibían disminuyen significativamente ya que el gobierno no puede financiar sus gastos como lo venía haciendo y donde el sector privado ha perdido participación en la economía y que es acompañado además por una caída de productividad en el mencionado sector. Destacan los siguientes dos efectos que pueden intensificar o prolongar la crisis luego del auge de precios:

  1. La caída de la productividad prolonga la crisis luego del auge de precios y su efecto en la crisis dependerá significativamente del tiempo que el gobierno haya decidido aplicar políticas expansivas y de la magnitud de estas. Un ejemplo intuitivo de esto es imaginar que luego de 15 años con políticas públicas expansivas financiadas por el incremento de precios del recurso natural el sector privado presenció una disminución de generaciones de relevo que no han sido capacitados en su totalidad (donde habría un menor desfase si hubiese pasado menos tiempo). Además, mientras mayor haya sido la participación del gobierno en la economía, mayor habrá este atenuado la participación del sector privado.
  2. La magnitud de la deuda contraída afectara la capacidad de maniobra del gobierno de turno para atenuar la crisis. Con una mayor deuda contraída el gobierno deberá destinar una mayor cantidad de fondos para pagar la misma, fondos que pudiesen ser usados para atenuar la crisis. Aunque se puede pensar que al contraer más deuda se puede mejorar el flujo de caja de la nación, se debe tomar en cuenta que la deuda que una nación, una empresa o una persona puede contraer no es infinita.

Este articulo provee entonces una posible explicación, mas no una absoluta explicación, al problema de países ricos en recursos naturales pero con pobre desempeño económico el cual puede ser analizado mediante múltiples acercamientos. Esto no significa que el enfoque de privatizar las empresas estatales a cargo de los recursos naturales del país sea la única solución, y mucho menos la solución absoluta para los problemas de este tipo de naciones. Para mejorar el desempeño económico de estas naciones se deben tomar en cuenta reformas fiscales, monetarias y cambiarías, además de incentivar el flujo hacia las áreas productivas de la economía, acompañado de un fortalecimiento de las instituciones que permitan mejorar y fortalecer las transacciones comerciales.