La trágica situación económica en Venezuela trasciende a niveles astronómicos. Además de la escasez de alimentos, medicinas, electricidad, y la renombrada hiperinflación se suman las devaluaciones constantes de la moneda por parte del (BCV) Banco Central de Venezuela.

Este lunes 22 de Abril una vez culminado el asueto de Semana Santa el (BCV)  anunció una nueva devaluación, esta vez para ubicarse en 5.200 Bs por Dólar. Al parecer una carrera indetenible detrás de la cotización del mercado paralelo. La tasa actual supone una devaluación del 27% respecto a la cotización anterior establecida el 15 de abril de este mismo año en 4.100 Bs por Dólar. Es importante resaltar que con esta nueva tasa de cambio, el salario mínimo mensual en Venezuela se deprecia a 3,46 Dólares mensuales. Un dato importante para contrastarlo con lo que la  ONU establece como el umbral de miseria, fijado en 1,20 Dólares de sueldo diario.

Se trata de una especie de condena a la pobreza extrema las devaluaciones consecutivas, encontrando indefenso al trabajador Venezolano. Resaltando entonces que ante esta situación, más que trágica, en la que se pulveriza nuestro signo monetario, a su vez se está restringiendo cada día más la posibilidad de permanecer en la lucha extenuante dentro del país, resultando esto un aliciente para el éxodo.

Estamos viviendo el mayor éxodo poblacional que haya conocido Venezuela” refiere el seminario auspiciado por la UCAB denominado: Búsqueda de alternativas políticas a la crisis de Venezuela. Incluyendo además en su análisis los siguientes datos: Para Enero de 2019 la ONU calcula un total de 3.377.252 el flujo de refugiados y emigrantes, de los cuales 2.700.000 están en Latinoamérica, esto representa el (11.3%) de la población total del país, mientras que para una encuestadora venezolana Consultores21 para el segundo trimestre del 2018 la diáspora la sitúan en 5.511.965 el cual representa el (17%) de la población total.

Se puede señalar que gran cantidad de compatriotas que llegan a otras latitudes lo hacen en condición de vulnerabilidad y requieren un apoyo amplio por parte de los países receptores, cuestión que explica dos cosas: 1. El planteamiento de crisis migratoria por parte de algunos países receptores y 2. El deterioro de la calidad de vida del venezolano.

En ese orden de ideas no podemos aislar entonces el efecto de las erradas políticas económicas, tal como las perversas devaluaciones del bolívar en la calidad de vida de la población, y el impulso que ha generado en las personas a buscar otras latitudes donde refugiarse. Encontrando su razón de ser en el envío de remesas para el sustento familiar que dejan en el país y a su vez perseguir un mejor futuro que el país no les ofrece.

Podemos concluir entonces que a mayor devaluación, hiperinflación, escases de alimentos y medicinas, malnutrición, recortes de energía y agua el éxodo venezolano seguirá creciendo.

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