Aunque no es extraño relacionar al gobierno venezolano de Nicolás Maduro con casos de corrupción, esta vez ha salido a la luz un posible lavado de dinero a través de la creación y lanzamiento de la nueva criptomoneda nacional conocida como Petro. Pues, el gobierno venezolano pudo haber cometido diferentes delitos relacionados con la perversión de fondos utilizando esta moneda digital.

De esa manera, se ha reseñado por parte de varios medios digitales dedicados al trading y  el área de los criptoactivos. También, explicaron los especialistas que desde el pronunciamiento de creación de la moneda digital las sospechas estuvieron latentes, pues dada la poca aceptación del mandatario era probable que el proyecto tuviera un trasfondo ilícito, más allá que el que se planteó ante el público en general. Esto último, consistió en una herramienta que sirviera como alternativa ante los supuestos bloqueos económicos impuestos por Estados Unidos a la nación.

Así mismo, la mayor parte de la comunidad de criptoactivos no consideran al petro como una criptomoneda.  Esto, por provenir de un gobierno y aparte estar respaldadas en las reservas de crudo nacional, pues con ello se perdería el carácter esencial descentralizado, libre y confiable de las criptos.

Además, alertaron los posibles escenarios fraudulentos que podían presentarse con el Petro. La mencionada inquietud fue motivada debido a que el principio de la transparencia en las transacciones por medio de la tecnología blockchain nunca fue comprobado y dado el historial de corrupción que ha presentado el mandatario y su cúpula ( incluyendo una relación cercana con el narcotráfico) no resultaría confiable para la comunidad de usuarios invertir en Petros o darle un uso libre a la moneda.

Evidencias

Entrando con las pruebas que han sido dadas al público, al momento del lanzamiento Nicolás Maduro anunció que el día de la salida al mercado del Petro (20 de febrero del 2018) ya había recaudado 735 millones de dólares en tal solo 20 horas, cosa que sorprendió y al mismo tiempo provocó desconfianza a la comunidad venezolana e internacional, pues el descontento ante Nicolás y su gobierno no es un secreto y ante esta realidad inminente era poco probable que las personas adquieran dinero digital creado por su iniciativa.

Dos días más tarde, el 22 de febrero de ese mismo año, Maduro indicó que ya se habían recaudado más de mil millones de dólares en petros y que éstos serían invertidos en la economía nacional. Para el 26 de abril de 2018 según el mandatario, el petro había recibido un total de 338 millones dólares para su oferta inicial.

Ante la sorprendente recaudación de dinero, una casa de cambio especializada en criptomonedas llamada Latin American Money realizó una auditoría del Petro, en donde se analizó su funcionamiento desde distintas áreas de la tecnología blockchain y otros aspectos importantes a considerar para verificar el funcionamiento normal de las monedas virtuales.

En el desarrollo de la auditoría técnica realizada, se evidenció que ninguno de  los anuncios de recaudación quedó registrado en la cadena de bloques. Además, no se consiguieron pruebas de registro de inversores particulares, por lo que se desconoce el origen de las transacciones.

También, en el informe publicado se expusieron otros indicadores que dan prueba de que es posible que el régimen venezolano haya utilizado la criptomoneda para introducir dinero de dudosa procedencia al país. De hecho, fue una de las conclusiones más alarmantes a las que llegó la empresa.

De forma sistemática, el informe hace referencia a ocho (8) indicios de lavado de dinero a través del petro enunciados como: incumplimiento de la propuesta económica, manipulación y abuso de poder para fortalecer el Petro, uso de una empresa fantasma (Aerotrading), cambio de tecnología sin previo aviso, falso respaldo económico y anticonstitucional, malversación de fondos de la oferta inicial y por último manipulación de comercialización e intento de imposición del criptoactivo en la economía nacional.

A su vez, existen otras razones por las que se concibe al Petro como una cortina de humo para estrategias ilícitas por parte del gobierno venezolano en las que resaltan que:

-No puede adquirirse con bolívares, sólo criptomonedas o divisas.

-Los particulares no pueden minarlo, sólo puede ser minado por el Estado venezolano.

-A más de un año de su lanzamiento no ha sido introducida formalmente a la economía venezolana, sino más bien impuesto de forma simbólica.

-El gobierno indicó estar respaldado en la empresa tecnológica NEM, quienes posterior a ser vinculados con el gobierno venezolano anunciaron que su tecnología es de tipo opensource, por lo que no se tiene control de quien hace uso de sus herramientas.

Otro aspecto que resta credibilidad al Petro reside en el caso de la empresa blockchain que realizó el desarrollo de la cripto, pues ésta empresa “encargada” de la moneda llamada Aerotrading, fue calificada en cadena nacional como una de las empresas más importantes de trading y criptomonedas a nivel mundial, cosa que fue desmentida por la comunidad internacional de traders, pues la empresa no era conocida por ellos.

Leer: El Petro: La moneda virtual destinada al fracaso

La recién creada Aerotrading puede ser calificada como una empresa fantasma, pues no posee trayectoria en el área y no se pudo comprobar su existencia como operadora de servicios tecnológicos de criptomonedas. De hecho, su sitio web no da indicios de que la empresa funcione y el único enlace externo que tiene la página es hacia un correo electrónico que no es monitoreado y un perfil de Twitter que sólo posee tres (5) tweets hasta el día de hoy, cosa poco común en una empresa de tecnología que se describió como de las más importantes del mundo.

En conclusión, el lanzamiento de la criptomoneda por parte del gobierno venezolano se percibió ante el mundo como una medida que en vez de mitigar sospechas, puso en evidencia que los avances tecnológicos no son impedimento para la corrupción, sino como en este caso, fueron usados de herramienta para delinquir.

Leer: El petro como pésima unidad de cuenta