“Aquellos que no aprenden de la historia están condenados a repetirla” – George Santayana

La historia está llena de booms y estrepitosos choques económicos que han derivado en revoluciones, cambios repentinos de dirección política, en caos o en progreso.

La gran depresión de 1930, la crisis financiera del 2008 o el colapso de la South Sea Company, son ejemplos de eventos que cambiaron y redireccionaron la historia. Estos eventos tuvieron su origen en fallas estructurales de las instituciones políticas y económicas que regían en ese entorno. Afortunadamente, cada evento histórico deja para la posterioridad un tramo de causas y consecuencias. Entenderlas nos da un conocimiento práctico para enfrentar los desafíos económicos de la actualidad.

Este artículo se enfoca analizar 2 eventos económicos pasados que sirven de ejemplo para afrontar los desafíos de la modernidad.

De Imperio a Museo

Alguna vez Venecia albergó una de las sociedades más prosperas del planeta. La ciudad-estado se encontraba en el centro del comercio internacional. Contaba con una sociedad política y económicamente inclusiva (para los estándares de la época). Sin embargo, a través de los años Venecia perdió su importancia geopolítica. Hoy en día la hermosa ciudad es un recordatorio de su pasada gloria, y su economía solo se sustenta en los miles de turistas que van a deleitarse con su pasado. La razón por la cual Venecia perdió su importancia económica en el mundo no es un simple accidente histórico y es en gran parte debido a lo que se relata a continuación.

El progreso de Venecia fue impulsado por la inclusividad e igualdad de oportunidades para todos sus ciudadanos sin importar su clase social. La ciudad-estado contaba con tribunales independientes y un sistema de gobierno progresivo. Un contrato comercial conocido como commenda representaba la epitome de esta inclusividad social.

Una commenda era un acuerdo comercial entre dos socios, uno sedentario quien aportaba la mayoría del capital, y uno viajero, quien se encargaba de viajar con la mercancía. Bajo la ley, el socio sedentario aportaba 100% del capital y recibía 75% de las ganancias o aportaba 67% del capital y recibía 50% de los ingresos, mientras el resto era repartido al socio viajero. La commenda era un móvil que permitía incluso a las personas con poco capital participar en el ajetreado comercio internacional del que Venecia era centro. Inclusive a los miembros de las clases sociales mas bajas se les permitía emprender en ellas, facilitando a numerosos individuos y familias escapar de la pobreza y embarcarse en el camino al progreso económico.

Con progreso económico el poder político de las masas también creció, por lo cual el control centralizado de las elites venecianas se vio erosionado. Preocupados por mantener el estatus quo y evitar perder influencia, las elites a través del proceso conocido como la Serrata excluyeron del Gran Consejo (el Gobierno Veneciano) a todos aquellos que no pertenecieran a las familias de la elite o sus descendientes. Adicionalmente, innovaciones financieras como las commendas fueron prohíbas, evitando así que nuevos incumbentes pudieran progresar lo suficiente para contender el poder la elite.

Con el establecimiento de estas nuevas y exclusivas instituciones, Venecia se estancó en el estatus quo y cerró las puertas a cualquier progreso tecnológico, social, económico o político que pudiera empoderar a quienes residían fuera de las elites. Estancada, Venecia fue poco a poco perdiendo relevancia en el mundo y mientras la población de Europa crecía masivamente la de Venecia decrecía.

The Chicago Boys

La historia reciente de Chile podría considerarse como complicada por decir lo menos. Eventos como: escasez de productos básicos, ministros considerando la impresión de dinero como una “variable burguesa irrelevante para la construcción del socialismo (¿suena familiar?), el palacio de gobierno siendo bombardeado, un presidente quitándose la vida antes de ser destituido o una dictadura militar son solo algunos ejemplos. Sin embargo, a pesar de esta complicada historia, Chile es hoy en día el país más rico y desarrollado de Latinoamérica. Los responsables del éxito chileno no fueron políticos, hombres de uniformes o viles dictadores, pero un grupo de economistas educados en la Universidad de Chicago conocidos como los Chicago Boys.

Tras el desastre económico causado en los años de Allende, los Chicago Boys ocuparon cargos importantes como ministros y consejeros de los gobiernos subsecuentes. Fieles a un modelo económico de mercado, se encargaron de introducir reformas estructurales a la economía.

El primer foco reformatorio fue la de abrir la economía chilena al comercio internacional. Barreras comerciales como tarifas sobre las importaciones que en tiempos de Allende llegaban hasta 750% (en algunos bienes) fueron severamente reducidas a alrededor de 10% para todos los bienes. Asimismo, se eliminaron casi por completo los impuestos a las exportaciones. El resultado fue que de 1985 a 1989 las exportaciones incrementaron de $3.8 a $8.1 billones y para 1996 tanto exportaciones como importaciones se habían triplicado con respecto a 1972.

El segundo foco fue el de revitalizar y empoderar el sector privado. Muchas industrias que habían sido nacionalizadas se privatizaron, se le dio acceso a la explotación de recursos naturales como el cobre tanto a empresas públicas como privadas y se redujo la carga regulatoria. Adicionalmente, se reformo el código tributario para imponer impuestos solo sobre ganancias retiradas de las compañías, lo que incentivo la reinversión de capital y alimentó el crecimiento del sector privado.

En 1989 Chile retornó a la democracia, desde entonces ha tenidos gobiernos tanto de centroderecha como de centroizquierda que a pesar de ligeras diferencias en materia económica y política han mantenido las instituciones de libre mercado que fueron implantadas por los Chicago Boys. Los resultados de estas reformas implementadas por este grupo de economistas son irrefutablemente positivos para el bienestar económico de Chile aun hoy en día.

Lecciones

Ambas historias nos muestran la importancia de la estructura económica de las sociedades para garantizar progreso social.

En Venecia la inclusividad de sus instituciones económicas generó una gran época de poder político, social y económico. Sin embargo, una vez que estas instituciones se vieron asaltadas por los intereses de un solo grupo, se volvieron extractivas y exclusivas lo que frenó en seco su desarrollo, hasta el punto de transformarse del centro del comercio internacional a un simple museo de gloria gastada.

Por el otro lado, Chile nos muestra que a pesar de su turbulento pasado, si las reformas correctas se implementan profundamente en las instituciones se puede generar un progreso sostenible y estable. El otro factor clave, es el de que las reformas económicas no deben ser implementadas por razones ideológicas pero por su funcionalidad practica y probada para generar desarrollo económico. Por eso los principios de libre mercado han de ser favorecidos, ya que estos lejos de ser perfectos sin lugar a duda han generado más progreso que las tendencias mercantilistas o economías planificadas.