La actividad económica venezolana ha tenido un desplome de un 50% en los últimos cinco años, con una tasa anual hiperinflacionaria de 1.698.488% en el 2018, haciendo estragos en el bolsillo del venezolano. Allí, la riqueza se ha transferido a las élites, quienes son los más afortunados para proteger sus intereses ante el ascenso exponencial de los precios. Todo esto, enmarcado en una reducción drástica de la capacidad de ahorro de la población, afectando muy negativamente los resultados financieros de las cajas de ahorro.

Ante este dilema, las cajas de ahorro como protagonistas de la economía social (según la Carta Magna del país en su artículo 308 y la Ley de Cajas de Ahorro en Venezuela) deben involucrarse en la utilización eficiente de los recursos de la sociedad, representada en más de tres millones y medio de trabajadores.

Una manera de hacerlo, es dándole a la fuerza del trabajo, más capital y equipo con qué trabajar y para ello se requiere que una sociedad ahorre. Debido a que, a mayor tasa de ahorro, mayor acumulación de fondos y a su vez mayor capacidad de crecimiento productivo para la sociedad.

Hoy, ante las expectativas de cambio político y económico se presenta un nuevo escenario en la economía venezolana con el “plan país”, apreciándose en su etapa de arranque un crecimiento rebote de tipo “V” que significa un marcado crecimiento del PIB y de la renta nacional, donde para el trabajador se proyecta  en mejores escenarios para su capacidad adquisitiva y mayor propensión al ahorro e inversión.

En éste marco, es determinante que el ahorro interno fluya de nuevo al mercado, y para hacerlo posible será necesario que la economía crezca y se genere ahorro interno, aspecto en el que las cajas de ahorro tendrían un ímpetu importante. Situación que en los actuales momentos no existe.

Cifras importantes

Haciendo una inferencia del aporte de las cajas de ahorro a la economía nacional, podemos estimar la tasa de ahorro que se necesita para una tasa en particular de crecimiento de la economía de la nación. Para ello, se puede utilizar el modelo Harrod-Domar, el cual relaciona el crecimiento con el ahorro, pues a mayor ahorro habrá mayor inversión, más ingreso y completando el ciclo, más ahorro.

En la tasa de crecimiento garantizada se expresa así:

(G) = dy = s/k, donde s=tasa de ahorro promedio y k= la tasa de capital/producto. Simulando un ejemplo, podemos medir el impacto de las cajas de ahorro en el crecimiento de la economía:

Si la tasa de ahorro en la sociedad (cajas de ahorro con más de 3,5 millones de trabajadores) es del 3% y la tasa de capital/producto es del 2%. La economía puede alcanzar una tasa de crecimiento de 1,5% por año, como aporte de las cajas de ahorro.

Harrod señala que mientras más bajo sea la relación capital /producto (k= k/p) mayor será la tasa posible de crecimiento. Aquí si se trata del crecimiento de la economía como un todo, donde la productividad del capital (k/y) debe aumentar como también el ahorro.

En conclusión

Como vemos, el rol de las cajas de ahorro juega un papel fundamental en el crecimiento y desarrollo de la economía a través de dos vías claves: Por la vía del ahorro e inversión, inyectando continuamente flujos de dinero al interior de la economía y por la vía del trabajo, elevando niveles de la productividad con mano de obra capacitada y equipos acorde a los nuevos tiempos.

En este contexto, se debe asumir conciencia del desarrollo sostenido y sostenible de la economía del país de forma socialmente responsable y del papel que va desempeñar las cajas de ahorro en su rol autogestionario.