La controversia territorial entre Venezuela y Guyana no sólo supone la reclamación de al menos 159.500 km2 de territorio terrestre.

También existe una disputa en el Océano Atlántico por la proyección marítima del litoral esequibano en donde, desde hace una década, importantes compañías petroleras transnacionales han iniciado a una campaña prospectiva sin el consentimiento del gobierno venezolano. Entre ellas destacan: ExxonMobil, CNOOC, Total, Eco Atlantic, Repsol, Tullow y Anadarko.

Luego de más 13 perforaciones exitosas, se han certificado al menos 9,4 mil millones de barriles de petróleo crudo equivalente depositados en el extremo sureste del bloque Stabroek y en el bloque Orinduik. Esta cifra, aunque preliminar, es mayor que el total de reservas certificadas de petróleo de los 28 países de miembros de la Unión Europea, incluyendo al Reino Unido. Pero estos hallazgos no suponen una novedad en el mundo petrolero.

Ya en 2000, el Servicio Geológico de Estados Unidos había considerado a la cuenca petrolera Guyana – Surinam como “la segunda con mayor potencial de las hasta entonces no exploradas en el mundo”, con una estimación máxima de hasta 32,4 mil millones de barriles extraíbles. No obstante, la actualización de las recientes estimaciones nos muestra que el potencial petrolero de esta cuenca pudiese ser aún mucho mayor.

Un estudio independiente estimó que tan sólo en el bloque Orinduik, que es el más pequeño y menos explorado de los nueve bloques, estarían depositados 23 mil millones de barriles extraíbles. En términos comparativos, esto implica que en apenas 1.800 km2, que es lo que mide la superficie de dicho bloque, hay casi la misma cantidad de petróleo extraíble que en toda China.

Estas proyecciones posicionarían a Guyana entre los 20 países con mayores reservas de petróleo convencional, por encima de más de la mitad de los países de la OPEP, superando a importantes productores como Brasil, Angola, Ecuador, México, Azerbaiyán, Noruega, Omán, Sudan, Egipto, Malasia, Indonesia y Gabón. Pero lo que más impresiona a los expertos petroleros es que, ante la posibilidad de encontrar mucho más petróleo, menos del 10% del área explorable ha sido estudiada.

Guyana podría entrar en la lista de los 10 países con mayores reservas de hidrocarburos del mundo y convertirse en un importante productor a expensas de desconocer el reclamo territorial de Venezuela. Mientras tanto, ExxonMobil, que es el principal operador en el bloque Stabroek, adelanta las labores para extraer más de 750 mil barriles diarios en 2025.

Conflicto entre las petroleras y Venezuela

En 1999 Guyana otorgó a Exxon y Shell la concesión de más de 60.700 km2 del bloque Stabroek, en una superficie mayor que la extensión total de la Faja Petrolífera del Orinoco (FPO). Casi un año después, las cancillerías de Venezuela y Surinam emitieron notas de protesta alegando que la indeterminación de límites marítimos con Guyana y el otorgamiento unilateral de concesiones en un bloque con tales dimensiones, implicaban riesgos de usurpación territorial para ambos países. En consecuencia, se tomaron decisiones militares y diplomáticas.

La riqueza petrolera del Esequibo y el interés de las transnacionales
Localización y dimensiones del bloque Stabroek en 1999: entre 160 y 320 km del litoral continental, con una superficie aproximada de 15 millones de acres. ExxonMobil y Shell, con 50% de participación para cada uno. Fuente: Contrato petrolero Guyana – Exxon (1999)

Localización y dimensiones del bloque Stabroek en 1999: entre 160 y 320 km del litoral continental, con una superficie aproximada de 15 millones de acres. ExxonMobil y Shell, con 50% de participación para cada uno. Fuente: Contrato petrolero Guyana – Exxon (1999)

El gobierno de Surinam autorizó el uso de su fuerza militar para arrestar a los trabajadores de una plataforma petrolera operada por la concesionaria CGX Energy Inc. Toda actividad petrolera en el bloque Corentyne se detuvo hasta 2007, cuando un tribunal internacional determinó la delimitación marítima entre ambos países.

Por su parte, el gobierno venezolano convocó una reunión con representantes de Exxon en la embajada estadounidense en Caracas. Se exhortó a la compañía a abandonar las labores de exploración en la Fachada Atlántica, pues éstas actividades comprometerían la continuidad de las concesiones otorgadas en el campo La Ceiba del estado Zulia y en el campo Cerro Negro de la FPO. De inmediato, Exxon decidió aplicar la clausula del contrato que estipulaba que la disputa marítima acarreaba la suspensión de las labores costa afuera a su filial mientras que Shell decidió abandonar definitivamente las labores en Guyana.

Ya en 2006, la reforma a Ley Orgánica de Hidrocarburos, impuso el nuevo esquema de empresas mixtas a los antiguos convenios operativos. Más de una treintena de asociaciones estratégicas con compañías transnacionales asumieron los cambios sin demasiadas complicaciones.

Pero ExxonMobil repudió las reformas e inició un litigio ante cortes internacionales demandando más de USD $ 31 mil millones por daños patrimoniales. Este conflicto legal supuso un enfrentamiento geopolítico, económico y petrolero con PDVSA, que finalmente, acabó con la suspensión y definitivo abandono de las labores de la compañía en Venezuela. Desde entonces, se reactivó la campaña exploratoria en el bloque Stabroek, a pesar del reconocimiento de ExxonMobil sobre la existencia de disputa marítima en el sector donde se ubica el bloque.

En 2008 las conversaciones entre ExxonMobil y el gobierno de Guyana concluyeron con la firma de un nuevo contrato. Pero esta vez, con la inclusión estratégica de dos importantes compañías con las que PDVSA tenía importantes alianzas: la empresa estatal china CNOOC (principal acreedor e inversor en los proyectos de la FPO) y la estadounidense HESS (socio en el complejo refinador HOVENSA de St. Croix).

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Localización del bloque Stabroek en 2008: entre 160 y 220 km del litoral continental, con una superficie aproximada de 6.6 millones de acres (26.806 km2). Fuente: Exxon (2016)

Conflicto marítimo entre Venezuela y Guyana

Entre 2009 y 2011, Guyana avanzó en la asignación de concesiones, a la par de la solicitud ante la Comisión para la Extensión de la Plataforma Continental de la ONU para la extensión de 150 millas náuticas hasta los fondos marinos continentales. Pero los procedimientos no fueron admitidos luego de que la comisión reconociera la existencia de una disputa territorial a raíz del reclamo de Venezuela.

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Con base a esta lógica, en octubre de 2013, Armada Bolivariana arrestó al barco de prospección Teknik Perdana por realizar estudios sísmicos en las adyacencias de la Plataforma Deltana, sin la autorización venezolana. Este sector, donde Guyana otorgó la concesión del bloque Roraima a Anadarko, Venezuela se reserva derechos de territorialidad y jurisdicción a través de la proyección marítima del delta del río Orinoco.

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Al cabo de una semana, las cancillerías de ambos países se reunieron en Puerto España. Venezuela reafirmó que hasta tanto no se resolviera la disputa terrestre, no aceptaría labores petroleras más allá de la “línea azimut 070°”. Desde entonces, las exploraciones emprendidas por ExxonMobil se localizaron al extremo sureste del bloque Stabroek, adyacente al litoral que Venezuela reconoce como guyanés; es decir, fuera de la proyección marítima de la “Zona en Reclamación”.

A partir de 2015, cuando ExxonMobil dio a conocer el primer hallazgo petrolero en la Fachada Atlántica, Nicolás Maduro decretó el establecimiento de una Zona Operativa de Defensa Integral Marítima Insular (ZODIMAIN), con fines militares y jurisdiccionales para la salvaguarda de los espacios marítimos en el Océano Atlántico. Esto, luego de denunciar la supuesta injerencia de Estados Unidos, a través de ExxonMobil, en la controversia territorial con Guyana.

De hecho, el discurso antiimperialista de la revolución bolivariana sostiene que Estados Unidos y sus aliados militares pretenden apoderarse de los recursos petroleros de Venezuela a través de presiones políticas y agresiones económicas a PDVSA emprendidas desde hace más de dos décadas. De modo que las sanciones a funcionarios del gobierno de Maduro, al Banco Central de Venezuela y a la misma industria petrolera serían ataques a la estabilidad y soberanía del estado venezolano.

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En diciembre de 2018, ExxonMobil anunció una campaña de exploración más allá de “línea azimut 070°”. Seguidamente, el barco Ramform Thetys fue interceptado por la Armada Bolivariana, obligando la suspensión de los estudios.

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Prospectiva petrolera de Guyana, solapamientos y usurpación territorial. Fuente: José R. Gamero Lanz (ABR2019)

Ya en enero de 2019, 13 países de los que conforman el Grupo de Lima emitieron una declaración para desconocer la presidencia de Nicolás Maduro pero, incomprensiblemente, agregaron un punto en el que manifestaron «su profunda preocupación por la interceptación realizada el día 22 de diciembre de 2018 de una nave de investigación sísmica [Ramform Thetys], por parte de la marina venezolana dentro de la zona económica exclusiva de la República Cooperativa de Guyana».

Al día siguiente de la declaración, voceros de la Comisión para la Defensa del Esequibo y de la Fachada Atlántica de la Asamblea Nacional (CODEFAAN) se pronunciaron en contra de ese punto de la declaración. Algunos países rectificaron sobre la postura de prejuzgar la titularidad sobre territorios o los derechos soberanos sobre espacios marítimos que son objeto de controversia entre Venezuela y Guyana. Sin embargo, Guyana, Paraguay y Canadá no cambiaron de parecer.

Entre tanto, Guyana mantiene un procedimiento ante la Corte Internacional de Justicia donde exige la ratificación del Laudo de París de 1899; el cual impuso de manera fraudulenta los actuales límites terrestres entre ambos países. Esta antigua decisión arbitraria es, fundamentalmente, la razón de la que deriva toda la disputa marítima.

Esto imposibilita determinación de la jurisdicción marítima de Venezuela y Guyana en la Fachada Atlántica, pues el principio general de delimitación marítima que establece que “la tierra domina al mar” implica el mutuo reconocimiento de los límites y soberanía en la tierra entre los estados vecinos. Hasta tanto no haya un rectificación de límites terrestres e técnicamente imposible determinar los límites marítimos.

Consideraciones finales

En medio de un grave conflicto interno, Venezuela se enfrenta a un escenario geopolítico que amenaza su integridad territorial y su soberanía económica.

Las sanciones estadounidenses a la industria petrolera, los escandalosos casos de corrupción, la fuga de cerebros y la ineficiencia en la gerencia de PDVSA han acarreado una drástica reducción de la producción a menos de un millón de barriles diarios. Por si fuera poco, parte de la mermada producción (casi la mitad) debe destinarse al pago de la insostenible deuda con China, en el momento que parece poco probable que se consigan nuevos acuerdos de inversión o de renegociación de deudas.

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En Guyana, el presidente David Granger ha perdido el apoyo del parlamento, entre otras razones, por las denuncias sobre presuntos casos de corrupción en el cobro de comisiones a las compañías petroleras y malversación en las partidas presupuestarias. Incluso, muchos expertos petroleros en tributación consideran que las condiciones en las que se negociaron las concesiones serían excesivamente ventajosas para las compañías transnacionales, por lo que el parlamento está ejerciendo presiones para una reforma tributaria que afectará los contratos futuros.

Para finales de este año, ExxonMobil prevé operar cuatro buques perforadores de exploración y el arranque la producción con al menos 110 mil barriles al día en la fase 1 del Complejo Liza a través de la FPSO (Floating Production, Storage and Offloading) Liza Destiny. SBM Offshore, una importante compañía fabricante de barcos FPSO, acaba de firmar un acuerdo para instalar y operar la unidad Liza Unity. Esta unidad flotante de producción, almacenamiento y transferencia de petróleo producirá 220 mil barriles de petróleo por día. Además, tendrá una capacidad asociada de tratamiento de gas de 400 millones de pies cúbicos por día y podrá almacenar alrededor de 2 millones de barriles de petróleo crudo.

Barco FPSO Liza Destiny. Fuente: 2018 FINANCIAL & OPERATING REVIEW (ExxonMobil)

 

Guyana usurpa el territorio en controversia desconociendo la obligación de alcanzar un “arreglo práctico y mutuamente satisfactorio para las partes”, tal como la asumió en 1966 con la firma del Acuerdo de Ginebra. A esto se añade el apoyo militar que el Departamento de Estado de Estados Unidos ha garantizado para salvaguardar las inversiones petroleras en Guyana y el desconocimiento al gobierno de Nicolás Maduro.

Venezuela y Guyana siempre serán vecinos y, como tales, la concordia les conviene más que el conflicto.

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