Vivimos días difíciles en Venezuela, reinan sentimientos y sensaciones negativas que no permiten el crecimiento general de la sociedad y la economía. Los enemigos del progreso y la estabilidad económica están presentes en el ambiente, LA ANGUSTIA, EL MIEDO, LA DESESPERACIÓN, EL ODIO, LA ENVIDA, LA VENGANZA, LA MEZQUINDAD. ¿Qué pasó con los valores que nos hacían venezolanos? ¿Qué pasó con la solidaridad? ¿Qué pasó con el compañerismo? Ya sabemos cómo llegamos a esta triste situación, pero las preguntas más importantes son ¿Podremos salir de esta situación? ¿Qué debemos hacer?

En la economía existe algo llamado confianza y expectativa que actualmente están por el piso, según la teoría de las expectativas sostiene que los participantes del mercado no ignoran las predicciones futuras de la economía, anticipándose racionalmente a los efectos de las políticas gubernamentales. Supone también que los actores económicos ajustan su conducta no sólo a los datos de la realidad presente, sino también a las expectativas de evolución que pueden inferirse a partir de ella. Por eso mantener una actitud de trabajo constante nos hará salir de este atolladero. El peor enemigo del progreso es el caos, la estabilidad es un bien muy preciado por los inversionistas y trabajadores, que actualmente viven un clima político y social en su punto más crítico. La sociedad está asfixiada y el gobierno nacional está dando sus últimos pataleos para mantenerse a flote, la cuestión es ¿cómo? y ¿cuándo? saldremos de esta situación. La mejor forma de avanzar es soltando el peso de lo inútil, como la rabia, el odio y la revancha, armándonos de las poderosas armas de las amnistía, el perdón y la unión del país. La paz no puede existir con un país dividido, el emprendimiento es como la flor de loto que nace en el barro y florece con esplendor cambiando el ambiente a su alrededor.

La recuperación económica parte de reconocer los errores en las políticas públicas erradas y apartar de este aprendizaje, el gobierno que asuma las cambie de la mano de la ciencia, la tecnología, el pragmatismo y los valores humanos, para que a nivel internacional la confianza en Venezuela se recupere para invertir. Esto solo se puede dar si nosotros como ciudadanos de este país logramos concretar un cambio de actitud y empezamos a aportar desde nuestro pensamiento, palabra y acción y así materializar la recuperación. No podemos seguir hablando de los problemas, hablemos de soluciones, hablemos de proyectos, hablemos de sueños, hablemos de innovación, hablemos de emprendimiento y más temprano que tarde la paz se manifestará y de esta manera la economía podrá estabilizarse. El gobierno es consecuencia de nuestro nivel de consciencia colectiva, aprovechemos esta oportunidad para evolucionar como país.