Aunque a largo plazo el valor de la Bolsa parece presentar una buena rentabilidad (el Ibex 35 ha pasado de valer 2.826 puntos en septiembre de 1991, a los 6.100 puntos que valía el día anterior al anuncio del paquete de medidas económicas que anunció el gobierno español para tratar de controlar la situación que ha provocado el Covid19), las opciones del inversor se han multiplicado, a la par que lo han hecho las formas de gestionar dichas inversiones.

Donde antes se daban órdenes telefónicas a los bancos o corredores de bolsa sobre las compras o las ventas que el inversor deseaba realizar, ahora tenemos un ordenador portátil, una tablet o, más probablemente, un smartphone y un inversor o trader decidiendo, ganando o perdiendo, realizando órdenes a través de él. Y junto a las nuevas formas de operar han aparecido nuevos activos susceptibles de ser utilizados como materia para dichas inversiones.

Criptomonedas

Poco podemos decir de las criptomonedas que no se haya dicho ya. Tras una discreta irrupción llamada Bitcoin, una espectacular subida (también liderada por Bitcoin), nacimiento de fortunas y bancarrotas y un pinchazo digno de las mejores burbujas, donde el mercado de las criptomonedas pasó de una masa monetaria de US$ 613.000 millones en el 2017 a poco más de US$ 130.000 millones en menos de un año. Lo cierto es que el mercado parece estar estabilizándose y eliminado de su ecosistema a las criptomonedas menos atractivas.

Por supuesto se han abierto un hueco en el trading de CFDs, y ya podemos negociar bitcoin, XRP o Ethereum con Plus500, o algún otro bróker debidamente regulado que opere en el mercado, ya que si no queremos convertirnos en inversores poseyendo criptomonedas, siempre podemos ser traders y negociar con su cotización. Cuando negociamos cualquier instrumento financiero con CFDs debemos tener muy presente que se trata de productos financieros que implican un alto riesgo para el capital del inversor, ya que los mayores beneficios potenciales que ofrece el apalancamiento intrínseco al trading de CFDs, que es operar con deuda, tiene se reverso en la posibilidad de importantes pérdidas en caso de que los mercados se muevan en nuestra contra, o incluso de acabar debiendo dinero a nuestro bróker si este no sigue una política de protección contra balances negativos en las cuentas de sus clientes.

Entre las características de las criptomonedas podemos destacar las siguientes: 

La tecnología que las sustenta, Blockchain. A pesar de que la euforia que despertó en un principio se ha enfriado un poco, aún tiene atractivas características: menor onerosidad de operaciones, transparencia y seguimiento de las transacciones, descentralización…

Ya cuentan con la confianza de consumidores e inversores. De hecho, para algunos, algunas criptomonedas funcionan de forma parecida a valores refugio tradicionales y no como dinero, a pesar de su alta volatilidad y de que actuar como dinero fuera el propósito de su creación.

Las transacciones en criptomonedas pueden bajar las tasas por transferencias de capitales. Por ejemplo, empresas como MoneyGram utilizan XRP, la criptomoneda de Ripple, para abaratar el coste de las remesas de dólares que los inmigrantes envían a sus familias, y de este modo aumentar la competitividad frente a sus competidores. El envío de remesas es un negocio gigantesco, países como México obtienen decenas de millones de dólares mediante el dinero que los trabajadores mexicanos afincados en Estados Unidos envían a sus familias.

Algunas criptomonedas tienen un número finito de unidades, a pesar de ser un bien inmaterial son más escasas que el oro y siempre lo serán. Jamás habrá más de 21 millones de bitcoins, la reina de las criptomonedas nunca conocerá la inflación. E incluso las que no tienen un número predeterminado sufren halving cada cierto tiempo (evento que al llegar el minado a un bloque predeterminado hace que el número de criptomonedas que aparecen al minar los siguientes bloques se reduzca a la mitad), lo cual hace que conseguir nuevas unidades de dichas criptomonedas sea más caro y ayuda a mantener el valor de las que ya están circulando.

Criptomonedas desde otra perspectiva: Startups y Crowdfunding

Generalmente el término Startup lo relacionamos con pequeñas empresas de alta tecnología con el potencial de crear una tecnología disruptiva y que de paso haga ricos a los inversores que confiaron en ella, pero no solo se trata de empresas tecnológicas, aunque son mayoría, e incluso las centradas en labores que han acompañado al ser humano desde nuestros inicios: servir comidas, vender artesanía o productos textiles… no renuncian a las nuevas tecnologías para hacer llegar su talento al mundo entero. Y, por supuesto, no falta una buena cantidad de startups centradas en las criptomonedas o la tecnología blockchain que las sustenta para llevar a cabo sus proyectos.

Y por último el Crowdfunding, que va desde donaciones hasta el Crowdequity, tipo de crowdfunding en el que se presta dinero a cambio de una participación accionarial. El crowdfunding más común es el que apoya un proyecto más o menos modesto a cambio de obtener el producto que se quiere sacar adelante a mejor precio que posteriores compradores.

En algunos proyectos de Crowdfunding podemos optar por utilizar criptomonedas en vez de dinero fiat.