A pocos días de que se dé lugar a la Asamblea Nacional Constituyente, propuesta por Nicolás Maduro, el gobierno está apostando a derrotar psicológicamente a la oposición, mientras que esta última busca levantar dichas expectativas para poder actuar de manera contundente y eficiente. En este tipo de contiendas hay dos factores que son vitales: las expectativas y la reputación.

Muchos gobernantes y tomadores de decisiones alrededor del mundo explotan estos recursos a través de discursos para influenciar las expectativas de las personas con el objetivo de repercutir en sus comportamientos y así lograr los objetivos propuestos. Para alcanzar estos objetivos es necesario generar credibilidad por parte de los gobernantes, algo que se obtiene únicamente a través de su reputación, de lo contrario se obtienen resultados totalmente adversos e indeseados. Un ejemplo claro de esta afirmación es el gobierno venezolano. Su reputación para resolver los problemas políticos, económicos y sociales es inexistente, sin embargo, es convincente si se trata de reclutar militares y sacar las armas a la calle para que sean usadas en contra de los ciudadanos.

A lo largo de los muchos discursos de Maduro hemos escuchado que va a acabar con el hambre, la inflación, la escasez de bienes básicos o que trabaja por la paz y la reconciliación de los venezolanos. Pero ¿todo esto es creíble? A ver, si el Banco Central dijera hoy que va a derrotar la inflación y la escasez ¿alguien lo creería? Puede comprobarse que la gente, razonablemente, continuará comprando los productos que necesitan y aquellos que, piensa, en cuestión de días pueden desaparecer, contribuyendo con la misma inflación y escasez.

El Fondo Monetario Internacional, por su parte, estima que Venezuela va a cerrar el año con una contracción del PIB del 7,4%, inflación del 720,5% (para el 2018 se estima que superará el 2000%) y desempleo del 25,3%. Los números no mienten: el régimen no parece muy creíble a la hora de gestionar la economía. ¿Pero qué hay de la fuerza bruta y represiva?

El general Vladimir Padrino López subió un video a las redes sociales en el cual realiza un ‘entrenamiento personal’ usando armas de fuego. Su mensaje: “él y sus subordinados se están preparando para ‘defender la patria’, de un supuesto golpe de Estado perpetrado por la oposición”. A pesar de que la política económica y social que ha generado el actual estado de cosas en Venezuela desde el gobierno, podemos interpretar las palabras del Ministro de la Defensa, que ellos no salen del poder sin antes “luchar”. También Maduro ha hecho lo propio diciendo que defenderán la patria así sea con armas. Por todo esto, se puede creer que este gobierno se ha encargado de sembrar miedo en la población armando a las milicias, usando los Colectivos Paramilitares y reprimiendo a quien aclame libertad y cuestione el modelo económico de la revolución. Al mismo tiempo, se podrían interpretar estas acciones como debilidad y miedo a perder “el coroto”, porque la continuidad de Nicolás Maduro en el poder tiene un futuro incierto, porque ha perdido credibilidad y reputación.

Este tipo de videos y lo que se interpreta de los discursos lo que busca es amedrentar al pueblo y, como resultado, las expectativas de la oposición se ven afectadas negativamente.

Por otro lado, la oposición trata de contrarrestar este efecto. La reciente Consulta Popular del 16 de Julio, sin lugar a dudas, tuvo un impacto más que positivo al llenar expectativas populares y dar demostración de descontento en los venezolanos. Nos demostramos a nosotros mismos que somos muchos y que sí estamos en capacidad de vencer la tiranía. De este modo, cuando las expectativas son altas, los líderes tienen mejor capacidad de convocatoria y pueden mover sus piezas de una manera eficiente, de modo que los receptores –la oposición– sientan que no hay fuerza que se contraponga.

Cabe destacar que capitalizar el descontento popular no es una tarea fácil para la oposición y, aún más difícil, mover la siguiente pieza de manera que cambie el juego por completo y ponga en jaque mate al gobierno. Particularmente en estos momentos cada parte juega a ganar (o a hacer perder a su oponente). Por eso es fundamental apoyar acatando las decisiones tomadas por los líderes si se quiere poner un punto y final a esta situación revulsiva en nuestra historia.