No es de sorprender que la evolución de la tecnología y los cambios tecnológicos hayan tenido impactos significativos en las sociedades y economías del mundo entero. Según la Federación Internacional de Robótica (IFR), la demanda de los robots industriales se ha incrementado notablemente desde el 2010 debido a la tendencia de los países avanzados hacia la automatización y los continuos progresos tecnológicos. A su vez, la oferta mundial de robots industriales creció en un 59%, en promedio, entre el año 2010 y el 2015.

Hay opiniones diversas con respecto a los efectos de estos cambios sobre el mercado laboral. Algunos dicen que la tecnología sustituye el empleo, mientras que otros sostienen que, por el contrario, lo complementa. Lo cierto es que según sea la tipología del empleo, y el contexto histórico, el progreso tecnológico puede sustituir o complementar la labor humana. Por ejemplo, en el siglo XIX, la tecnología generalmente substituía las habilidades de los artesanos. El artesano era reemplazado por la fábrica, pero a principios del siglo XX, los cambios tecnológicos tomaron una forma más complementaria que substitutiva. En diversos estudios académicos se ha investigado en cuáles de estas tipologías el empleo aumenta y en cuáles disminuye.

La distribución del empleo en el mercado laboral suele ser dividida en 3 categorías, según el tipo de empleo, las tareas, el salario, las habilidades y los estudios requeridos. Generalmente los empleos con menor salario son aquellos no rutinarios que requieren menos estudios y más habilidades manuales, entre ellos los servicios de limpieza, vigilancia, construcción. Los empleos con salario medio son los rutinarios, como los de servicios de secretaría y servicio al cliente. Por último, los empleos con mayor salario son los no rutinarios que requieren un mayor nivel de estudios y habilidades cognitivas, como gerentes de empresas, profesionales en ciencias, entre otros. Debemos tomar en cuenta que, debido a que “habilidades” es un concepto abstracto y difícil de evaluar, la teoría presume (por simplicidad al entendimiento) que los títulos universitarios pueden ser considerados como una medida aproximativa de las habilidades de cada individuo. Es decir, mientras más estudiada sea una persona, más “habilidosa” se pudiera considerar.

En las economías avanzadas, como las de Estados Unidos, Gran Bretaña y la Unión Europa, los mercados laborales han respondido de manera similar a los cambios tecnológicos, siguiendo así la misma trayectoria, cuyo impacto sobre la distribución del empleo ha sido de un incremento relativo de los oficios y de las ganancias en aquellas ocupaciones de salario bajo y alto, con respecto a las de salario medio. Este fenómeno es conocido como polarización del empleo (job polarization, en inglés). Por tanto, la distribución del empleo tiende a tomar una forma de “U”, con incremento en los extremos y reducción en el medio de ella, como se observa la siguiente gráfica referente a Gran Bretaña 1976-1995.

Fuente: Goos M y Manning A. 2007. “Lousy and lovely jobs: the rising polarization of work in Britain”. The Review of Economics and Statistics 89(1): 118-133

Los economistas Goss y Manning, expresan que entre 1976 y 1995 en Gran Bretaña se evidencia que el mercado laboral se ha polarizado. El crecimiento del empleo en el top de la distribución es el más fuerte, entre un 35% y un 45%; en la parte baja, el crecimiento estuvo entre un 8 y un 20%, mientras que en el medio de la distribución el crecimiento del empleo fue negativo.

Algunos autores, como Autor, Levy y Murname, señalan que las industrias con mayor número de empleos rutinarios (aquellos que están en el medio de la distribución), presentaron mayor computarización y el grado de uso de las habilidades rutinarias decayó, disminuyendo a su vez la demanda de trabajadores. Asimismo, las labores de los empleados en el medio de la distribución pueden ser fácilmente remplazadas por nuevas tecnologías, mientras que en los otros dos casos (los dos extremos de la distribución), la tecnología funciona como complemento. Esto es debido a que las actividades como el almacenamiento de datos, atención al cliente, como los autores muestran, pueden ser fácilmente hechas por una computadora programada para ello, mientras que las actividades realizadas en la parte superior de la distribución requieren más de resolución de problemas y comunicaciones complejas, que sólo pueden ser realizadas por seres humanos .

El profesor de economía Daron Acemoglu muestra que a lo largo de muchas décadas, en Estados Unidos, el diferencial de salarios entre trabajadores con estudios universitarios y trabajadores con sólo estudios de bachillerato ha aumentado notablemente a pesar del aumento de la oferta relativa de los trabajadores con títulos universitarios. En el año 2008, las ganancias de un trabajador licenciado superaban en un 97% a las ganancias de un trabajador sin estudios universitarios. El ratio entre el salario semanal de ambos tipos de trabajadores se ha incrementado considerablemente desde 1982, sin mostrar tendencias a disminuir. Esto demuestra que el incremento de la oferta de habilidades (entiéndase habilidades como estudios universitarios) por parte de los trabajadores ha venido acompañado con un aumento de la demanda de esas mismas habilidades, ligadas a su vez, a los cambios tecnológicos.

El mercado laboral europeo también se ha polarizado a causa del progreso tecnológico, como se puede apreciar en la siguiente figura referente al año 1994. En el eje horizontal se encuentra el salario medio de los trabajadores y en el eje vertical el cambio porcentual en el empleo. En los extremos de la curva negra, es decir, los trabajadores con más bajo y más alto salario, hubo un incremento del empleo, mientras que en el medio de la distribución, los trabajadores con salario medio, hubo una reducción del empleo.

Fuente: Goos M, Manning A y Sallomons A. 2009. “Job Polarization in Europe”. American Economic Review 99:2, 58-63.

La evidencia nos ofrece un posible escenario de la futura estructura del mercado laboral en los países avanzados. La tecnología puede crear desempleo temporal en el corto período, mientras que en el largo período, estos trabajadores desempleados serán redistribuidos endógenamente hacia los extremos de la distribución del empleo. Por otro lado, debido a que los países en vías de desarrollo generalmente no son innovadores sino adoptadores de tecnologías desarrolladas por las economías avanzadas, y tienden a destinar menos recursos para ello, el impacto que tendría la tecnología sobre el mercado de estos países es un campo que queda aún por descubrir.