¿Te has preguntado alguna vez si los individuos toman decisiones económicas racionales? La teoría del comportamiento racional sostiene que los tomadores de decisiones se inclinan por aquellas que les generen el mayor beneficio posible, siendo este monetario o emocional. Sin embargo, los defensores de la economía del comportamiento afirman que esto no siempre es así, alegando que la parte emocional del ser humano suele predominar en la toma de decisiones, ocasionando que muchas veces estos seleccionen la alternativa menos racional o aquella que menos maximice su beneficio propio.

La economía del comportamiento surge como un método de análisis económico que intenta explicar cómo los factores psicológicos afectan la toma de decisiones racionales de las personas, considerando que los humanos son seres emocionales que se encuentran constantemente influenciados por factores externos. Estos factores afectan tanto a las decisiones cotidianas de las personas como decidir comprar una marca de café u otra, ahorrar una parte del salario mensual o no hacerlo, como decisiones importantes a la hora de invertir, como por ejemplo, determinar las razones por las cuales invertir en una empresa  u otra.

En el mismo orden de ideas surgen las llamadas finanzas conductuales, concepto profundamente desarrollado por Daniel Kahneman (ganador del premio nobel de economía 2002) y Amos Nathan Tverskyen, ambos psicólogos, y que ha sido objeto de estudio de muchas personalidades del mundo financiero. Este sub-campo de la economía del comportamiento estudia la influencia psicológica y los sesgos que afectan el comportamiento de los inversores, además de calificar estos factores psicológicos como una posible explicación a las diferentes anomalías del mercado de valores, por ejemplo, las severas subidas o caídas en los precios de las acciones.

En este sentido, el propósito de las finanzas conductuales radica en explicar y entender por qué las personas toman ciertas decisiones financieras y como estas afectan a los mercados. El estudio de las finanzas conductuales deja en evidencia que los mercados no son totalmente eficientes como lo explica la teoría de los mercados eficientes, en la cual se supone que los mercados están compuestos por inversionistas racionales que están plenamente informados, lo cual facilita su toma de decisiones, por el contrario, los individuos suelen verse afectados por ciertos factores psicológicos que ejercen influencia en sus decisiones de inversión, y que en última instancia los llevan a tomar decisiones irracionales, como vender acciones de su portafolio, presos del pánico, solo porque estas han comenzado a bajar mucho de precio o comprar acciones solo porque están de moda, decisiones que en su estado más crítico, desencadenan anomalías como burbujas y recesiones.

Principales sesgos que afectan la toma de decisiones de los inversores

Mentalidad de manada

Hace referencia a la inclinación de algunos inversores por imitar el comportamiento financiero de la mayoría de la manada. Es importante entender que para tomar buenas decisiones financieras es vital analizar a fondo las empresas donde deseas invertir, los pros y contras de esa inversión, y no dejarse llevar por lo que parece estar de moda. Claro está que las opiniones de otros expertos pueden tomarse en cuenta a la hora de realizar tus inversiones, pero es importante tener criterio propio y aceptar a tiempo cuando se ha cometido un error. En palabras de Irving Fisher “cuando nadas a contracorriente de la tendencia general de inversión has de estar muy seguro de que tienes razón”, no nades a contracorriente solo por querer ir en contra de la manada.

Exceso de confianza

Se refiere a aquellos inversionistas que tienden a sobreestimar sus habilidades de inversiones, o de identificar buenas empresas. El exceso de confianza ocasiona que muchas veces el inversor ignore buenos consejos de inversión o críticas constructivas que podrían mejorar su portafolio o su estrategia. En muchos casos podemos encontrar inversionistas que alardean de una buena inversión, mientras que responsabilizan a su asesor por el mal desempeño de otras acciones dentro de su cartera.

Aversión al riesgo

Este concepto nos lleva a la preferencia humana de evitar una pérdida antes que recibir una ganancia. En este sentido, muchos inversionistas suelen mantener inversiones con mal desempeño por largos períodos de tiempo, con la esperanza de por lo menos recuperar lo inicialmente invertido, esto ocurre porque a nivel psicológico éstos se rehúsan a afrontar la pérdida y a aceptar el error cometido, la aversión al riesgo deja en evidencia la influencia de las emociones en la toma de decisiones financieras. El inversionista Irving Fisher hace referencia a esto en su libro “Acciones ordinarias, beneficios extraordinarios” afirmando lo siguiente: “Es importante reconocer los errores lo antes posible, entender sus causas y aprender a evitarlos”.

Familiarity Bias (Sesgo a lo conocido)

Hace referencia a las inversiones concentradas en una sola industria o país donde los inversionistas sienten que tienen mayor conocimiento. Estos inversores no se toman el tiempo de evaluar empresas fuera de lo que ellos consideran que conocen porque asocian esto a un menor riesgo. Si bien es cierto que grandes inversores como Warren Buffett o Peter Lynch recomiendan invertir en empresas que conozcas bien, también es importante que amplíes tu círculo de competencia y mantengas un portafolio diversificado. En este punto es recomendable buscar asesoría de un experto.

Conclusiones finales

Las finanzas conductuales se encargan de explicar porque unos individuos son capaces de tomar decisiones más racionales que otros con respecto a sus finanzas, este concepto desafía las teorías económicas tradicionales que se basan en la premisa de que los agentes económicos son seres enteramente racionales que toman decisiones que maximicen en todo momento su beneficio. La realidad explicada anteriormente es que muchas veces los inversionistas no procesan la información de manera eficiente, por el contrario, suelen dejarse llevar por sesgos y emociones a la hora de tomar decisiones.

El estudio de las finanzas conductuales ha sido utilizado como base para explicar las anomalías del mercado, como burbujas y recesiones. En este sentido los sesgos asociados al comportamiento de los inversores muchas veces explican porque determinadas acciones están siendo sobrevaloradas o por el contrario, subvaloradas. En épocas de mercados bajistas, como por ejemplo,  al inicio de la pandemia del coronavirus, los inversores susceptibles a las noticias comienzan a vender sus acciones por miedo al desplome en las cotizaciones, aun cuando los fundamentales de las empresas en cuestión no han cambiado, esto al hacerse viral desencadena anomalías en los mercados. Lo mismo ocurre con los mercados alcistas, por ejemplo, la burbuja puntocom, cuando los individuos, presos de la euforia, comenzaron a comprar acciones de empresas tecnológicas producto de la moda y de la especulación, haciendo aumentar rápidamente su valor de mercado, el resto es historia conocida, el estallido de la burbuja marcó el principio de una larga recesión.

Es importante que tanto los inversores como sus asesores estén conscientes de la existencia de estos sesgos y que aprendan a mitigarlos estableciendo un plan de inversión que esté acorde al perfil de cada inversionista. La confianza entre asesor e inversionista es vital a la hora de invertir, saber aceptar las sugerencias, estar conscientes de que toda inversión amerita un riesgo, aceptar y corregir los errores a tiempo son factores que pueden mitigar los sesgos planteados con anterioridad. “Las percepciones crean anomalías en los mercados que inversores y practicantes financieros astutos pueden explotar para su conveniencia, pero para ello deben contar con conocimientos y herramientas que les permitan detectarlas y aprovecharlas” (Stewart, 2006).

Por último, ignorar el comportamiento de manada, mantener un criterio propio con respecto a cada inversión que se realice, realizar seguimientos y eliminar el ruido al que por naturaleza estamos sometidos diariamente. A esto añado la importancia de ser paciente, invertir con horizonte a largo plazo e ignorar los vaivenes del mercado, en palabras de Peter Lynch: “Cualquiera que sea el método que utilice para seleccionar acciones, su éxito o fracaso dependerá de su habilidad para ignorar las fluctuaciones del mercado”.