Entender lo que ocurre en la economía venezolana requiere, entre otras cosas, de importantes niveles de cordura. Son dieciocho años de aplicación de malas políticas y los resultados eran totalmente predecibles. La lógica revolucionaria pareciese ser del tipo “para qué hacerlo fácil, si lo podemos hacer difícil”. Sin embargo, resulta complicado, por no decir vergonzoso tratar de entender que en el país con las mayores reservas de petróleo del planeta, una página web que publica la cotización del dólar paralelo, sea la que controle y dirija la economía, pero lo más impactante de todo esto radica en que el propio Estado no haga nada contundente para impedirlo… o tal vez no quiere.

Desde el punto de vista teórico, los controles de cambio son políticas coyunturales que se aplican a desequilibrios circunstanciales que amenazan la estabilidad económica de un país. Pasada la situación, el control de cambio debe ser levantado de manera gradual, de forma tal que la economía se autorregule vía oferta-demanda y la dirección de las políticas económicas. Sin embargo, en Venezuela, este detalle se ha pasado por alto y van más de catorce años con un arcaico e ignominioso control cuyos hijos reconocidos son cada día más perversos: escasez, desabastecimiento e hiperinflación.

El dólar paralelo la autoridad monetaria de facto en Venezuela

Pero el control de cambio tiene un hijo bastardo e ilegítimo: el dólar paralelo, precio al que se cotiza la divisa en el mercado negro y que rige la política económica venezolana. Los efectos de este referencial son consecuencia del control impuesto por el gobierno bolivariano en el año 2003 con una visión netamente política y por demás irresponsable, sin medir los alcances que a nivel de empeoramiento del desempeño económico e incremento de la corrupción se han generado durante su aplicación. En palabras del difunto presidente Chávez, los objetivos fundamentales del control en su momento eran impedir la fuga de capitales, evitar el aumento de los precios de los alimentos y proteger la industria nacional; sin embargo, pasado todo este tiempo resulta evidente que ninguno ha sido alcanzado; por el contrario, fuentes no oficiales calculan que de Venezuela se han fugado más de US$ 500.000 millones en plena vigencia del control de cambio, la inflación estimada para el 2017 por parte del FMI ronda el 700% y la caída del PIB en los últimos tres años alcanza el 30%.

Queda claro entonces, que tal y como lo ha demostrado la experiencia histórica, los controles de cambio al final no controlan nada y siempre generan mercados negros al asignarse las escasas divisas de manera discrecional lo que termina en corrupción y distorsionando todo el aparato productivo de la economía.

Por otra parte, tal y como lo relata el artículo de Daniel Pardo para la BBC sobre el portal DólarToday, que determina el tipo de cambio paralelo, esta página nace como lo hicieron muchas similares, para informar el precio de cotización de la divisa norteamericana en un mercado controlado por el Estado, sin embargo, en el año 2010 el gobierno bolivariano decide prohibir y declarar ilegal divulgar la tasa del mercado negro. Todas las páginas desaparecen, menos una: DólarToday, a la cual el gobierno ha intentado neutralizar por medios legales y otros no tanto pero que independientemente de las acciones fallidas, se mantiene activa y el valor del dólar paralelo, asume las funciones de marcador de precios en la economía venezolana. Quien le asigna funciones a esta página web definitivamente es el mismo gobierno.

En tal sentido, resulta lógico y elemental deducir que sin control de cambio, no hay mercado negro de divisas o al menos el precio determinado no regiría todas las transacciones económicas y simplemente sería una referencia con un valor muy cercano al tipo de cambio real fijado por el mercado y vigilado por la autoridad monetaria llámese Banco Central de Venezuela, que en los actuales momentos carece de autonomía y por ello el dólar paralelo se convierte, de facto, en la autoridad monetaria.

¿Se beneficia el padre de lo que hace su hijo bastardo?

Evidentemente sí. El hecho que exista el control de cambio y considerando que todo control genera su mercado negro, nos lleva a afirmar que al final de esta historia, el padre se beneficia del hijo bastardo el cual no le resulta tan siniestro. En este sentido, hay que tener muy presente que el control está estructurado con dos tipos de cambio adicionales al marcador del mercado paralelo. Esto no solo genera desviaciones en la economía, de hecho la cercena pues se viven tres países en uno: el que accede al dólar Dipro (milicocracia), el que accede al dólar Dicom (selecto grupo de empresarios y personas naturales que no tienen acceso al Dipro) y el mercado paralelo (resto del país). Al respecto, la diferencia porcentual promedio durante los primeros días del mes de agosto entre el dólar Dipro y el dólar Dicom es de 29600%, entre el dólar Dicom y el precio promedio del paralelo ronda 350%, pero la cantidad más grotesca es entre el dólar Dipro y el paralelo, que en promedio llega a la bochornosa cifra de 130.670% de diferencia. Imposible que una economía crezca y se desarrolle partiendo de tal deformación. Sin lugar a dudas, podríamos estar peor.

Aunado a esto, el tipo de cambio que marca todas las transacciones, independientemente si la divisa fue adquirida en Dipro o Dicom, es el dólar paralelo por dos sencillas razones, la primera, todas las personas tienen acceso a este ya que es ofertado por particulares, sin burocracia, sin papeleo y sin explicaciones o rendiciones de cuenta, en un tiempo relativamente corto, a tal punto que a pesar que legalmente no esté permitido considerar su valor para efectos tributarios y lo que ello implica, el demandante de divisas lo prefiere. Prela el costo de oportunidad. La segunda, el negocio tras bastidores del dólar Dipro, restringido exclusivamente a la milicocracia bolivariana, genera una rentabilidad exponencial indicada anteriormente, al comprarse a Bs.10 por dólar y el remanente se vende al precio del mercado paralelo.

En conclusión, el hijo bastardo genera muchos problemas, distorsiones y caos en la economía sobre todo al ciudadano de a pie, ese que no tiene los medios para acceder al distinguido grupo que se beneficia del sistema de asignación de divisas; pero lo que resulta increíble es que luego de siete años, el gobierno bolivariano no haya sido capaz de implementar mecanismos eficientes para evitar que una simple página web pueda dirigir el sistema de formación de precios de toda la economía ¿Por qué?

Hay que ser suspicaz, las “bondades revolucionarias” del control de cambio con el referente del paralelo han generado inmensas fortunas y hasta nuevas clases sociales con privilegios de países sauditas, sin el más mínimo esfuerzo. Y sí definitivamente, el dólar paralelo es el hijo bastardo del control de cambio al que se le regaña en público, se le esconde y del que se tiene vergüenza, pero al final es bastante rentable, conveniente y necesario. Hay que cuidarlo y protegerlo, porque como dicen por allí… el que le pega a la familia, se arruina.