Para abordar esta temática, me gustaría primero ejemplificar la realidad de la política Venezolana, inicialmente será hablando del tan conocido  populismo, donde la autora Arenas en el 2012 (https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4650888 )  comentaba que representa aquel que se identifica en cualquier acto político que opere en el campo discursivo donde la noción de soberanía del pueblo, y el conflicto entre poderosos y débiles, constituyen elementos centrales de su imaginario político, ya que a lo largo de ese lenguaje se responde a tal sistema  y a ideales arraigados en ese pensamiento reforzado por la condición petrolera rentista.

     Sumado a esto un sentimiento de libertad inconclusa, que se acarrea desde la gesta de la independencia, donde el no alcance de la plena libertad prometida por falta de una emancipación definitiva, es lo que se convierte en una lucha perpetua mitificada de la ‘‘patria venezolana’’ donde Ana Teresa Torres ejemplifica muy bien en su libro titulado la herencia de la tribu (http://www.anateresatorres.com/wp-content/uploads/2017/11/LA-HERENCIA-DE-LA-TRIBU.pdf ), por lo que esa tarea pendiente, teniendo presente nuevamente lo que nos menciona Arenas (https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4650888 ) reaparecerá en el discurso político para reclamar presencia ante cualquier equivalente imaginario de colonizador español y acá sabemos todos nosotros a lo que nos estamos refiriendo.

      Distintos gobiernos venezolanos en especial el actual, han utilizado a lo largo de sus mandatos un lenguaje político en base a este sistema, que elabora maniobras para causar conmoción en las personas y que de esta manera estas los siguieran y defendieran de tales renombrados enemigos, un ejemplo de esto es el simple hecho de caminar entre la multitud generando esa sensación de ‘‘cercanía con el pueblo’’.  Por lo que serán estos acontecimientos que han ocurrido en Venezuela, así como las estrategias y forma de gobierno existente a lo largo de los años, lo que formarán parte de las huellas que han marcado cada parte de la historia, y deberían ser por su contenido aquella fuente de reflexión y cuestionamiento para todos los venezolanos.

    Si bien, hay tanto aspectos positivos como negativos en todos los gobiernos, en función de estos se deberían desarrollar estrategias para el progreso del país, tomando en cuenta los aspectos positivos e ir mejorándolos, y aprendiendo de los negativos para no caer en un ciclo político y un conflicto entre poderosos y débiles e interminables promesas.

    Por eso es importante entender según mi opinión que cosas son las que regulan la convivencia entre los que forman parte de la oposición y del gobierno, y si se dan desde una visión jurídica o cultural, y también teniendo presente la socialización, ya que el convivir en lo privado no es igual que en lo público, existe un sentido político de la convivencia en la sociedad, y acá en Venezuela se maneja desde la imposición por falta de discusión no existe una convivencia pacífica y eso quedó demostrado, es más bien conflictiva, en base a las políticas públicas que se mantienen y en el discurso político se nota.

    Se hablan de culpables pero parece que ninguno es 100% responsable de lo que sucede, por lo que resulta indispensable que se propiciarse apertura a la opinión pública, se evite la violencia cultural y estructural al igual que la institucionalizada y normalizada, y deben atenderse las fallas a las necesidades humanas básicas para poder decir que sí se está cumpliendo con algo.