Criticada, admirada, adictiva y emocionante. Para unos una obra magistral, para otros exagerada e irreal; en conclusión todos hablan de ella, lo cual en sí, constituye un éxito. Tenemos tercera temporada y ya está confirmada una cuarta. 

La Casa de Papel es un fenómeno no solo en las pantallas, desde el punto de vista de la gestión empresarial la serie encarna a la perfección el desarrollo de un emprendimiento, entendido en este caso como el “asalto a la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre”. De allí pueden extraerse varias, pero hay cinco lecciones que todo emprendedor debe considerar:

1-   Objetivo claro

El Profesor viene a ser un emprendedor con su objetivo claramente definido que, incluso encaja en el conocido método SMART.

S: Ingresar y permanecer en la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre.

M: Imprimir 2.400 millones de euros.

A: Ocho (08) atracadores, cada uno experto en un área específica y necesaria para garantizar el logro del objetivo que son entrenados durante 5 meses por el líder e involucrados en el desarrollo del plan.

R: El logro del objetivo se convierte en la mejor motivación para cada uno de los integrantes del equipo.

T: Tienen once (11) días para lograrlo.

2-  Plan de acción

Es el diseño e implementación de las acciones, estrategias y actividades necesarias para lograr el objetivo. Involucra la selección adecuada del capital humano considerando sus capacidades para las funciones requeridas dentro del plan. De la serie se desprenden varias:

– Despistar a la policía una y mil veces.

– No matar, ni herir a ningún agente.

– Ganarse la complicidad de los rehenes.

– Convertirse en héroes nacionales

3-  Equipo multidisciplinario

El personaje del El Profesor es quien idea el atraco, diseña milimétricamente todo el plan, es inteligente, astuto y maquiavélico y a pesar del ser el cerebro de este emprendimiento, tiene muy claro que no lo puede llevar adelante solo. Para ello hace una selección variopinta de atracadores que se hacen llamar no por su nombre real, sino por la ciudad que eligieron para refugiarse imaginariamente. Este “dream team” es coherente con uno de los valores fundamentales de este emprendimiento: “ninguno tiene nada que perder”.

Lo conforman una experta en falsificación de billetes (Nairobi), un atracador con especialidad en robo a joyerías, de modales finos y pocos escrúpulos (Berlín), un minero versado en abrir cajas de seguridad (Moscú), un impulsivo exdrogadicto (Denver), un hacker experto en alarmas (Río), una atracadora con mucha práctica pero con un resultado fatal en su último evento (Tokio) y dos serbios de robusta contextura con carácter impenetrable (Helsinki y Oslo).

4-  Retar al status quo e innovar

No se trata de elegir el camino más fácil y predecible, en este caso, asaltar la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, entrando y llevándose todo el dinero que está allí. Nuestro emprendedor no es un ladrón, su oferta de valor es entrar a fabricar la cantidad de dinero que puede hacer en el tiempo establecido para que dure el atraco, por lo que constituye fielmente una innovación al no hacer las cosas como siempre se han hecho.

5-  Capacidad de reaccionar

En cualquier negocio hay que estar preparado para los imprevistos. Ningún plan, por perfecto y estudiado que sea será ejecutado sin que ocurran situaciones inesperadas. El secreto consiste en estar vigilantes (indicadores de gestión) y preparados (capacitación continua) para reorientar los recursos y que a pesar del imprevisto pueda lograrse el objetivo. En la serie, se presentan situaciones que requirieron acciones rápidas y contundentes. Hubo pérdidas humanas, momentos difíciles y sin embargo el objetivo se alcanzó en el tiempo previsto.

Un emprendimiento requiere de coraje, determinación y creatividad pero por otro lado de dirección y objetivos claros, sin plan, no se llega a ninguna parte. La comunicación de todo ese concepto al equipo de trabajo resulta básico para generar sentido de pertenencia. De igual forma, los planes deben ser flexibles para fluir con el entorno.

Al final, estos atracadores, bajo la guía del líder asumieron sus roles, en los momentos difíciles dejaron de lado ambiciones y aunque cometieron errores, hubo decisiones oportunas que llevaron hasta el logro del objetivo y comprobaron que “A veces la única salida es la mejor salida”.